REPÓKER DE CAMPEÓN

REPÓKER DE CAMPEÓN
CAMPEÓN DEL MUNDO (18-12-2011)

jueves, 30 de mayo de 2013

El valor de tener valores


Hoy se nos va del Barça un grande, una parte del mejor Barça de la historia. Nos ha dicho "hasta luego" un luchador, un jabato, un ejemplo para todos, como persona y como deportista. Hoy, 30 de mayo de 2013, Eric Abidal ha confirmado lo que era un "secreto a voces": el club decide no renovar su contrato, que expira justo dentro de un mes. Según él mismo, Abi se sentía con fuerzas para seguir: ha peleado para volver a disputar minutos y no se piensa retirar ahora. El club, en cambio, piensa de de otra manera. El francés, caballero, no quiere echar más leña al fuego: se reconoce desencantado, porque se ha cansado de esperar una propuesta deportiva y le ha llegado una administrativa. Demasiada limosna para un hombre de acción como él, acostumbrado a las emociones fuertes.
Evidentemente, la posición del F.C. Barcelona es, hasta cierto punto, entendible: el jugador tiene 33 años y todos sabemos por lo que ha pasado. Sin embargo, las formas no han sido las adecuadas. En primer lugar, por el cambio radical de postura: del "Abidal renovará cuando juegue un partido, el contrato está redactado" de Bartomeu en diciembre a la negativa actual, el giro es, cuando menos, de 180º. ¿Por qué? Pues simple y llanamente, me da la impresión de que en el club nadie pensaba que el bueno de Abi volvería a vestirse de corto: subestimaron la fortaleza del francés, su empecinamiento en volver a jugar. Y cuando recibió el alta médica y deportiva, evidentemente, se convirtieron en esclavos de sus palabras...
En segundo lugar, la segunda torpeza, falta de tacto o sensibilidad con el jugador se produce cuando éste, que ha escuchado como todo el mundo aquellas declaraciones de Bartomeu, espera día tras otro esa llamada para firmar... Y no se produce. Si no vas a contar con él, díselo a la cara y cuanto antes. Sé honesto con él. Es lo mínimo que se merece. No esperes hasta diez días antes de que acabe el campeonato. Dice Zubizarreta que la decisión de no renovarlo es "de las que pesan al ir a dormir". Evidentemente: más de uno en la directiva debería tener pesadillas con el papel desempeñado. No puede ser que se tengan 70 millones para fichar a una joven promesa brasileña y se escatimen unos cuantos para premiar el sacrificio de un ser humano, símbolo de un club con un presupuesto de más de 500 millones de euros y que presume del valor de tener valores...
Finalmente, el caso de Eric Abidal se suma a la no renovación de Pep el año pasado, de Valdés este año, el caso Puyol (mañana hablará tras un largo silencio, suponemos que sobre lo sucedido con su operación secreta), el misterioso caso de canteranos con los que no se cuenta (Muniesa) o que se renuevan para cederlos (Rafinha, Deulofeu). Mucho está cambiando este Barça. Y, obviamente, no es para bien. Queda poco del legado de los predecesores, aquellos que con tanto esfuerzo construyeron el mejor Barça de la historia, el de UNICEF y el Més que un club. Hoy por hoy, un club más...

lunes, 13 de mayo de 2013

Remontada de CAMPEÓN



Con cuatro jornadas de antelación, con un dominio aplastante desde agosto hasta mayo, ningún líder lo había sido tanto, de cabo a rabo. Con 91 puntos, 9 por disputar (se alcanzaría el récord de 100, aunque si no se llega a conseguirlo, el título vale lo mismo), el F.C Barcelona es el merecidísimo campeón de la Liga BBVA 2012/2013. Un campeón sólido, sin fisuras, que realizó una primera vuelta casi perfecta, poniendo sin duda los cimientos de la victoria final. A pesar de que el camino ha sido largo y ha estado repleto de espinas, la plantilla supo apretar los dientes en los momentos duros y sacar la situación adelante con la solvencia del que sabe que es el mejor.

El empate del segundo clasificado en Cornellà-El Prat en la noche del sábado dejó sin valor el partidazo de ayer por la tarde. Todo un Atleti-Barça que, con alguno de los dos jugándose algo (o los dos), siempre ha sido un gran espectáculo para el aficionado y que se presentó descafeinado porque no había nada en juego. Los colchoneros cumplieron con el manual del deportista e hicieron el pasillo a los ya campeones, y en el mismo ambiente fraternal (tener un enemigo común suele unir bastante) discurrieron los noventa minutos. Tanto es así que hasta la segunda mitad no hubo goles: Falcao llevó la alegría y la euforia a los locales; y Alexis y Gabi en propia puerta, previo disparo de Villa, sellaron la enésima remontada culé. Antes, Messi había abandonado el campo con los tres cambios agotados, al resentirse de sus problemas físicos en el bíceps femoral, por lo que el Barça remontó con diez. La temporada parece que se acabó para el crack argentino, que no podrá superar su medio centenar de goles del año pasado.

Por encima de esos 91 puntos (o los que se puedan sumar de aquí al final), por encima del título, por encima de todo, hay dos ganadores este año: Tito Vilanova y Eric Abidal. Dos ejemplos de superación, dos cracks, dos campeones de la vida, a quienes todos sus compañeros han dedicado la victoria final. El club demostró carácter y paciencia en ambos casos: a pesar de que la ausencia del entrenador provocó una zozobra en enero-febrero, Rossell se mantuvo firme en afirmar que, a pesar de que se perdiera todo lo que había en juego, el técnico continuaría al frente del equipo y se le esperaría lo que hiciera falta. Al final se ganó el mejor título: la recuperación de ambos.

A partir de ahora, a disfrutar del campeonato, y a planificar la próxima temporada, que se presenta movidita en el vestuario. Zubizarreta debe resolver varios casos complicados: Valdés y su posible salida ya este verano; Abidal y su renovación (o no); el "caso" Puyol (no se sabe nada del capitán desde que se operó); o el análisis del rendimiento de jugadores que, en mi opinión, no han dado todo el rendimiento que se esperaba de ellos, como Pedro, Villa o Cesc. Varias patatas calientes que determinarán las altas y las bajas y condicionarán los posibles fichajes.

La prensa catalana ya lleva varias semanas lanzando nombres futuribles: el sempiterno Neymar, Hummels, Isco, Reus, Gundogan... ¿Revolución? Yo pediría, más bien, evolución. Desde mi punto de vista, hay dos formas de reactivar un equipo: haciendo cambios drásticos (seis o siete jugadores por otros seis o siete); o complementando lo que ya tienes con jugadores de calidad que aprieten las tuercas a los titulares, que haga que no se acomoden. Yo apostaría por esto último y, sobre todo, por una plantilla más amplia que la de las últimas temporadas, ya que la base de este Barça lleva encima más de 80 partidos por año desde 2008 y es necesario dosificarla más, para que no lleguen tan justos al final de año como sucedió en esta campaña.

lunes, 6 de mayo de 2013

Messi evita el canguelo




Han sido unos días difíciles, convulsos para el barcelonista. Acostumbrados a las mieles del éxito, a muchos nos ha costado asimilar que este equipo de leyenda haya mordido el polvo ante el Bayern de Munich... Y de qué manera. Un aplastante parcial de 7-0, un jarrazo de agua fría que no dio opción a remontada alguna, que nos deja fuera de Wembley, de nuestro Wembley. Al menos nos queda el consuelo de que nuestro templo no será profanado por el máximo rival, que también sucumbió ante otros alemanes, menos efectivos, menos arrolladores, pero en la final también.

Por ello era tan importante recuperar sensaciones cuanto antes, tratar de acabar con las voces que hablan de revolución, de cambios drásticos, de derribar un estilo que nos ha llevado a la excelencia y que, bien aplicado, nos seguirá conduciendo a la admiración del mundo futbolístico. Únicamente se trata de tocar las teclas concretas, dos o tres, para volver a ser competitivos. En mi opinión, modesta, como la tuya, que me lees con más o menos frecuencia, hacen falta retoques, pero quienes llevan semejantes números en los últimos años no se olvidan de jugar de la noche a la mañana.

Tiempo habrá de analizar el futuro. Detengámonos en el presente y en el pasado inmediato, el de ayer. Muy pronto se volvió a poner la cosa cuesta arriba: minuto 1, falta de entendimiento defensivo y gol de Pabón. Viejos fantasmas, también con el Betis como protagonista (en la Liga 2006/2007, un tanto de Sobis nos quitó el liderato y, a la postre, el título) revivían en el "soci". Y eso que Alexis empató pronto (minuto 9), y que un desafortunado David Villa falló hasta tres clamorosas ocasiones que podrían haber supuesto ventaja amplia en el marcador. El público, impaciente y nervioso, se lo recriminó con pitos. La desesperación cundió cuando, antes del descanso, Rubén Pérez se sacó un zambombazo desde fuera del área a la escuadra de Pinto, que nada pudo hacer por detenerlo.

Fueron quince largos minutos. Un cuarto de hora de cábalas, de ponerse en lo peor. Y lo peor era dejar escapar esos 11 puntos: con la derrota, el Barça se situaba a 8 puntos, que este miércoles podrían haber sido 5, ya que el segundo adelanta su partido por la final de Copa; y, encima, los inmediatos perseguidores juegan el sábado, antes que el Barça, por lo que el conjunto de Vilanova podría haber saltado al Vicente Calderón con sólo dos puntos de ventaja sobre el segundo.

Afortunadamente, hay alguien en este equipo que se encarga de tachar el condicional como tiempo verbal: para Messi no existen hipótesis, sino hechos. Fue suficiente verlo calentar en la banda para que cundiera el nerviosismo entre los béticos. Y cuando se preparaba para entrar, Villa, al que sustituyó, lograba el empate, por fin, de cabezazo ante Adrián a centro de Alves. Posteriormente, Leo se sacó una genialidad tras otra: golazo de falta directa; otro libre directo a la cruceta; y una jugada imposible con otro mago, Andrés Iniesta, cuyo taconazo hacia Alexis es para verlo repetido eternamente. 4-2 y tres puntos a la buchaca, que dejan la Liga a tan sólo dos.

¡Cómo cambiaron las cuentas de la lechera en apenas media hora! De tener al segundo a dos puntos, a quizás cantar el alirón el miércoles. Para ello, Manuel Pellegrini debe ejecutar su "venganza" en el Bernabéu ante Florentino y evitar una victoria blanca. Sería una forma extraña de ganar la Liga, pero, tal y como ha ido el año, lo mejor que le puede pasar al equipo es zanjarla cuanto antes. Y, si no, dependeremos de nosotros mismos el domingo, ante el Atleti.

jueves, 25 de abril de 2013

Desastre en Munich



Después de varios partidos sin poder escribir sobre el Barça, tenía marcado el día de hoy, en que dispongo de más tiempo para hacerlo. En mi mente había imaginado miles de crónicas, de titulares, de encuentros disputados, siempre con la mejor imagen posible de mi equipo. Era consciente de la superioridad del Bayern de Munich, todopoderoso conjunto alemán, campeón hace varias jornadas, que venía goleando a todo el que se encontrara. Y creía que hasta nos beneficiaba no ser favoritos, desprendernos de esa presión del que tiene que ganar por activa o por pasiva. En ningún caso pensé que el resultado sería de 4-0, jamás imaginé semejante hecatombe. Si me lo llegan a decir de antemano, no me lo habría creído Pero, visto el encuentro, el resultado es hasta corto...

Y lo es porque el Barça no fue el Barça de siempre. Se trató de un equipo similar al que pudimos ver en Milán o en la vuelta ante el PSG en el Camp Nou. Físicamente lastrado, exhausto, psicológicamente inseguro, plano de ideas y tácticamente previsible. Había dicho Heynckes que no necesitaba el asesoramiento de nadie para vencer al conjunto de Tito Vilanova. Y lo demostró de sobras. Sus premisas fueron claras: presionar con la misma agresividad que otrora lo hacían los culés, ayudarse en banda ante cualquier intento de desequilibrio (el trabajo de Robben y Ribery fue brutal en su ayuda a los laterales fue encomiable), enjaular a los creativos (Messi, Xavi, Iniesta) y aprovechar cualquier pérdida para salir como flechas y acechar a Valdés. Y sus jugadores ejecutaron el plan a la perfección, devolviendo ese 4-0 de hace unos años, cuando el Barça de Guardiola, que se sentará en la banqueta alemana a partir del 1 de julio, empezaba a escribir su propia historia, su maravillosa historia futbolística.

¿Qué ha cambiado desde entonces hasta ahora? Básicamente, el Barça. Se trata de un conjunto más previsible, más estirado en el campo, con las líneas menos juntas, con varios años más en jugadores como Xavi o Puyol, con varias bajas importantes (que no deben ser excusa, porque la final del Roma se ganó sin centrales igualmente, pero que ponen de manifiesto la pésima planificación deportiva) y, sobre todo, con menos agresividad en el juego sin balón, en la presión para recuperar la pelota cuando se pierde. En un sistema pensado para Messi, si el crack argentino no está o no se encuentra a su nivel (salía de una maldita lesión), se nota. Igual en la Liga BBVA se pueden poner parches, pero cuando te toca un equipo de verdad, salen a relucir las carencias.

La trayectoria de este Barça en Champions tampoco invitaba mucho al optimismo en Alemania. Un equipo que aspira a levantar el trofeo en Wembley (nuestro Wembley, qué lejos queda) no puede pasarse noventa minutos sin tirar a puerta. Un equipo que aspira a ser campeón no puede basarse únicamente en los partidos de casa: las eliminatorias son a doble encuentro, a 180 minutos, y no siempre se puede recuperar en la vuelta el desastre de la ida. Sonó la flauta ante el Milán, no se aprendió la lección ante el PSG y a punto estuvo de caer, y en Munich salieron a relucir todas las carencias que los pases de ronda tapaban.

Otro aspecto que hay que destacar es la evidente pérdida de peso de la directiva ante la UEFA. Ojo, no estoy reconociendo que antes nos beneficiaran, pero que en tres eliminatorias seguidas se hayan producido los errores clamorosos que lleva padeciendo el equipo por parte de los colegiados da que pensar. No quiero que me beneficien, pero tampoco que me perjudiquen. La mano de Boateng, el fuera de juego de Ibra, la falta de Dante en el 1-0 a Alves, el gol en fuera de juego de Müller, la falta brutal a Jordi Alba antes del 3-0 de Robben... con cinco árbitros en el campo incita a reflexionar, entre otras cosas, sobre si son necesarios tantos ojos para que todos fallen lo mismo...

¿Y ahora qué? ¿Se acaba un ciclo? Obviamente, con la Liga casi en el bolsillo, la temporada sigue siendo buena (ya me hubiera gustado a mí que se acabaran todos nuestros ciclos con Ligas en el bolsillo y no sextos en la clasificación...). Nadie dice que siempre se tenga que ganar todo. Lo que sí se pide es que se compita hasta el final. La desazón que siente el culé no es por la derrota 4-0, sino por la imagen del equipo. El pasado año se perdió ante el Chelsea, pero se tuvieron 30 ocasiones de gol, un penalty marrado, varios tiros a los postes... Paradójicamente, el equipo puede ser campeón este fin de semana de una merecidísima Liga, conseguida a pulso, a base de superar dificultades, entre ellas la ausencia por enfermedad de nuestro entrenador. La sensación es que no se da importancia a este título por dos motivos: porque la distancia es grande con el segundo desde hace tiempo (hace que parezca "habitual" que se gana esta Liga, nada novedoso), y porque no la ganan en la capital. Somos nosotros los que tenemos que reconocer el esfuerzo que supone, porque es la competición de la regularidad, la que te mide cada semana. Y ahí nuestros jugadores han estado sobresalientes.


sábado, 13 de abril de 2013

La cólera de Aquiles



"Canta, oh musa, la cólera del pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves —se cumplía la voluntad de Zeus—desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles.". Así comienza la Ilíada de Homero, el poeta griego que nos dejó por escrito las peripecias de este héroe clásico, protagonista de la guerra de Troya, que adquirió fama inmortal por sus victorias en numerosas batallas, sembrando el terror entre sus enemigos. El mérito de pelida residía no sólo en su valentía y en su fortaleza, sino en el ánimo que su sola presencia desanimaba a las tropas rivales y mantenía alta la euforia entre las propias.

Lo mismo puede decirse de Leo Messi y el F.C. Barcelona. Mermado, timorato, casi cojeando y dosificándose, bastó media hora del crack argentino sobre el campo para cambiar el signo de la eliminatoria ante el PSG, que se había puesto muy cuesta arriba. Antes de su concurso, el Barça era incapaz de crear no ya ocasiones, sino fútbol alguno. Llegó alarmantemente justo de efectivos a la vuelta de la eliminatoria, tanto en defensa como en ataque. Es cierto que en la delantera sólo faltaba Messi, pero se puede afirmar que el argentino es al menos el 80% del poder ofensivo del equipo. Sus compañeros pueden camuflar un día su ausencia, pero Leo es tan determinante que al final si no está todo es más fácil para los contrarios.

Pero sería injusto señalar únicamente a Messi como el artífice del pase. Antes, dos jugadores sostuvieron al equipo, mantuvieron sus opciones hasta el tramo final de encuentro: Andrés Iniesta y Víctor Valdés. El manchego puso la magia en casi todas sus acciones, aunque muchas veces se topó con la defensa parisina en el último pase. El cancerbero, por el contrario, fue una pesadilla para los delanteros rivales. Cuajó una excelente actuación y sacó balones imposibles, que permitieron que el marcador no fuera insuperable.

Por el contrario, hubo otros integrantes de la plantilla que no tuvieron su día: Xavi estuvo perdido; Busquets, inusualmente desbordado; Pedro, desaparecido (hasta el gol); Cesc Fàbregas casi no participó; Villa fue un islote arriba, muy desasistido; Adriano volvió a lesionarse y tuvo que ser sustituido por Bartra, que sin embargo sí dio la talla en el centro de la defensa cuando el PSG apretó al final.

El conjunto francés, hecho a base de talonario, cuajó un gran partido, fue valiente, presionó las líneas culés y generó peligro a la contra. Sin embargo, desde que Messi saltó al campo, pareció venirse abajo, colapsado, nervioso, olvidándose del buen hacer previo. Y eso que el argentino únicamente se empleó a fondo en un par de jugadas hasta el gol, que generó él mismo con un pase interior a  Villa, que dejó a Pedro y el canario fusiló. Conexión MVP para sellar el pase a semis, con sufrimiento, nervios y dudas, pero es la sexta vez consecutiva, récord absoluto de este equipo.

El próximo escollo en Europa será el todopoderoso Bayern de Munich alemán, campeón de la Bundesliga a falta de seis jornadas, un equipo absolutamente brillante y compacto que, para más inri, disfrutará de la dirección de Pep Guardiola el próximo año. Por primera vez creo que el Barça no es favorito, pero también pienso que el equipo se puede quitar presión de encima deshaciéndose de ese cartel. La eliminatoria será complicada, muy complicada, pero estoy convencida de que nuestros jugadores lo darán todo por volver a Wembley.


lunes, 8 de abril de 2013

Una mano por la vida



Lo más destacado del partido que disputaron el F.C. Barcelona y el Mallorca podría haber sido el primer hat-trick de Cesc con el conjunto blaugrana. O el doblete de Alexis Sánchez, que además asistió a Fàbregas en alguno de los suyos. Sin embargo, lo más importante de todo, más allá de los tres puntos, más allá de cualquier título, es el triunfo de la vida: la vuelta al banquillo del Camp Nou de Tito Vilanova y al equipo de Eric Abidal.

Cuando el francés saltó al campo, todo lo demás quedó en un segundo plano. No era para menos: Abi ha levantado su mejor trofeo, goleando a la enfermedad y saliendo adelante con un tremendo espíritu de sacrificio y superación. Hace apenas un año se le trasplantó el hígado de su primo, al que dedicó su vuelta con una camiseta. Éramos muchos los que confiábamos en su fortaleza, en su buen ánimo, en que volvería a salir adelante; pero éramos pocos los que pensábamos que volvería a calentar por la banda del Estadi, que volvería a saltar al terreno de juego en competición oficial. De ahí que, cuando llegó el momento, el Camp Nou entero, palco incluido, se pusiera en pie para rendirle merecido homenaje.

El resto, como ya dije, quedó en un segundo plano, pero fueron también buenas noticias. Pinto, que defendía por cuarto partido consecutivo la portería por la sanción de Valdés, dejó su portería a cero. La defensa, integrada por Alves, Piqué, Bartra y Montoya, rindió a un buen nivel, especialmente la pareja de centrales. El centro del campo, con Song y Thiago también estuvo a la altura. Y en la delantera, Tello, que cumplía medio centenar de participaciones con el primer equipo, fue un puñal por su banda, escudado en por los dos goleadores de la noche.

A Alexis y Cesc les vino bien, paradójicamente, la ausencia de Messi. Fàbregas porque ocupó su posición ideal, la de falso nueve, donde se topa cada domingo y cada miércoles con el mejor del mundo. Y el chileno porque, cuando está Leo, se obsesiona con pasarle siempre el balón, aunque muchas veces tenga otras opciones claras y posiblemente mejores. Sin el argentino, hizo su juego, estuvo en el momento exacto y potenció más sus cualidades. Es importante que ambos, Cesc y Alexis, Alexis y Cesc, recuperen protagonismo y la competencia por un puesto se incremente. Llega el momento decisivo de la temporada y resulta crucial tener a toda la plantilla implicada y a punto.

Con la Liga a sólo cuatro partidos, hagan lo que hagan los demás, el miércoles el Barça se juega el pase a las semifinales de la Champions. Con la duda de Messi, con varias interrogantes en la defensa, pero con el espíritu y el estilo de siempre, y a buen seguro que con la afición empujando, debe hacer valer el 2-2 de la ida, aunque la empresa no será fácil. En juego, estar entre los cuatro mejores de Europa. Casi ná.

jueves, 4 de abril de 2013

Un golpe de (mala) suerte



El F.C. Barcelona volvió a la Champions, a la máxima competición continental, con la sensación de quien tiene una segunda oportunidad. El pésimo resultado de San Siro, que obligó a una remontada histórica y sufrida en el Camp Nou, suponía que había que aprender de los errores pasados, a tratar de hacer los deberes en la ida para no afrontar de nuevo una vuelta agónica. Y durante gran parte del encuentro así pareció. El conjunto de Tito Vilanova, que se volvió a sentar en nuestro banquillo (eso sí que es otra oportunidad de la vida), sabía lo que tenía que hacer: tratar de marcar fuera de casa y llevarse para Barcelona algo de ventaja que administrar la semana que viene.

A pesar de la salida en tromba del PSG, el Barça se hizo pronto con el mando del encuentro. Los franceses, espoleados por el ambiente de la grada, salían a la contra con peligro, sobre todo con las llegadas de Lavezzi, que generó la mayoría de las ocasiones, incluyendo una jugada al palo. Sin embargo, serían los culés los que golpearían primero, con una magistral asistencia de Alves desde el centro del campo a Leo Messi que el argentino convirtió en su octavo gol en Champions. El crack aprovechó los momentos de desconcierto para tratar de anotar el segundo, con un típico slalom desde la banda con tiro final ajustado a la escuadra, pero se le marchó.

Ahí comenzaron las malas noticias para el Barça, porque en esa jugada el 10 sintió un pinchazo en el bíceps femoral que encendió las alarmas en el banquillo y congeló la sangre de la afición culé que seguía el encuentro, tanto en el campo como en la televisión. Aguantó hasta el descanso, pero pidió que no le pasaran ni un balón y se pegó a la banda sin apenas forzar. En el segundo tiempo, lo sustituyó Cesc Fàbregas.
La segunda mitad, el Barça dispuso de varias ocasiones, en especial creadas por la movilidad de Alexis Sánchez, que generaba continuos espacios a sus compañeros, aunque luego volvió a fallar a la hora de definir. Como suele suceder, quien perdona lo acaba pagando, y cuando más controlado parecía el juego y más inofensivo el PSG, se sucedieron varias desgracias que volvieron loco el partido a partir del minuto 80. En un córner local, Jordi Alba y Mascherano chocaron y tuvieron que ser atendidos. Stark, por desconocer el reglamento o negarse a aplicarlo, obligó a los dos a salir del campo, cuando la normativa dice que dos jugadores que han chocado del mismo equipo no pueden salir a la vez, se tiene que interrumpir el juego hasta que se recuperen, como si del portero se tratara. Acto seguido, una falta de Villa que no fue, el saque con Alba y Masche aún protestando y descentrados y un gol de Ibra en fuera de juego por dos metros...

Afortunadamente, no todo fueron malas noticias. Un penalty tan claro como absurdo del portero del PSG (Alexis ya perdía el balón) provocó el segundo del Barça, de Xavi, que parecía definitivo... Hasta que en otra jugada desgraciada, Bartra, que sustituyó al "Jefecito", lesionado para seis semanas, desvió un disparo de Matuidi y Valdés no pudo hacer nada por evitar el empate a dos en el último minuto del descuento.

El resultado, muy bueno. Las sensaciones, no tanto. Por la forma en que se produjo el empate, por el parte de guerra, que deja la defensa en cuadro para la vuelta, y, sobre todo, por la duda de Messi para dicho encuentro de vuelta. Finalmente, el argentino tiene para menos tiempo del que se estimaba en un principio, pero aun así su presencia en el Camp Nou la semana que viene está complicada. Eso sí: esperemos que el equipo saque adelante la eliminatoria al menos para dar a Leo la oportunidad de estar en semifinales.


lunes, 1 de abril de 2013

La cuadratura del círculo


Tras el largo parón por los compromisos internacionales de selecciones, volvió (por fin) la Liga. Y lo hizo con relativas sorpresas en la cabeza: sólo uno de los seis primeros consiguió los tres puntos (el Málaga); el resto empató, por lo que las distancias entre los integrantes del podium provisional se mantienen una jornada más. Y eso que, desde mi punto de vista, el líder, el Barça, jugó en clara desventaja con respecto a los otros dos, por varias razones que enumero a continuación.

En primer lugar, el conjunto catalán ha sido el principal perjudicado del denominado "virus" FIFA. Jordi Alba, Pedro y Xavi tocados con La Roja, Messi y Mascherano castigados físicamente por la altitud de Bolivia, muchos kilómetros y poco descanso. Hasta los internacionales de la sub-21 española (Montoya, Bartra y Tello), titulares en Vigo, acumularon casi todos los minutos con dicho combinado. Lo sé: es el precio que se paga por tener a los mejores. Pero no es menos cierto que los clubes están completamente desprotegidos ante las selecciones, que se llevan a los jugadores, los explotan y los devuelven tocados o lesionados, a estas alturas de temporada, con lo que se juega el equipo. Un sinsentido al que algún día habrá que poner un alto...

Así las cosas, el recién reincorporado Tito Vilanova tuvo que improvisar un once de no habituales para dar descanso a muchos de sus titulares, algunos de los cuales se quedaron en Barcelona recuperándose de sus dolencias físicas. De hecho, salvo Piqué, Alves y Messi, el resto eran jugadores poco habituales o chavales recién incorporados del Barça B, como Bartra, Montoya (de lateral zurdo) o Tello. Sí, ya sé que Cesc Fàbregas y Alexis formaron de inicio, pero su momento de forma, especialmente el del catalán, dista bastante de ser óptimo.

En segundo lugar, el Barça fue el primero de los tres en jugar. Es decir: el segundo y el tercer clasificados ya sabían lo que había sucedido en Balaídos y podían haber puesto un plus de motivación (aunque finalmente el traspiés no fue aprovechado por ninguno de los dos). Sin duda, los últimos diez partidos los equipos van a por todas, se están jugando mucho (el Celta, ni más ni menos que permanecer en la Liga BBVA) y cada punto es ganado y trabajado a pulso. Ante ello, cualquier despiste, bajada de intensidad o error defensivo te cuesta caro. Y eso fue lo que le sucedió al Barça en Balaídos.

A pesar de remontar un resultado adverso, con el enésimo penalty no pitado a favor con 0-0 (Mateu, ese gran amigo de Mou), el nivel y la intensidad decayeron en el último cuarto de hora del partido, y por ahí se empezaron a escapar los tres puntos que se habían forjado con una buena labor antes de esos quince minutos finales. Entre el bajón físico y que el equipo probablemente pensaba ya en el compromiso de mañana, el 2-2 de Oubiña sorprendió en el 43, sin tiempo para reaccionar.

El encuentro nos deja, nos obstante, varias buenas noticias: la progresiva incorporación de Tito Vilanova (que ya hoy ha viajado a París), la primera convocatoria de Abidal (impresionante la afición del Celta aplaudiendo al francés en el calentamiento) y el récord de Messi de marcar a todos los equipos de la Liga, haciéndolo además de manera consecutiva. El más difícil todavía, la cuadratura de ese círculo perfecto del argentino, que suma 43 tantos en lo que va de Liga y va apuntando hacia París. Sabe que Europa le dio una segunda oportunidad ante el Milán y seguro que no va a desaprovecharla.


lunes, 18 de marzo de 2013

Una jornada más, un partido menos



Importantísima victoria del F.C. Barcelona sobre el Rayo Vallecano. A priori, puedo parecer exagerada, debido al poco "nombre" del rival. Pero había que tener en cuenta que se venía de un gran esfuerzo físico y psicológico esta semana, con una buena dosis de moral por superar la eliminatoria ante el Milán, pero con el peligro consiguiente de sufrir una bajada de tensión. Y que el Rayo Vallecano de Paco Jémez es un conjunto humilde pero sólido, con buen trato de balón, solidario en sus líneas, con nada que perder y mucho que ganar en el Camp Nou. Además, los inmediatos perseguidores habían conseguido los tres puntos, por lo que un tropezón habría supuesto nuevas dudas a las puertas de un parón por los compromisos de las selecciones, un tiempo demasiado amplio para conjeturas, para desempolvar canguelos, cofradías y espíritus archiconocidos por la afición blaugrana.

El claro triunfo, en el marcador y en lo futbolístico, supone dar carpetazo a la crisis de febrero y volver de nuevo a la senda de la victoria, al rodillo, al trabajo bien hecho, ese que ha cimentado la renta que el equipo gestiona merecidamente y que nos permitiría incluso tropezar en cuatro de los diez partidos que quedan sin que nadie nos quitara el liderato. O lo que es lo mismo: ganando los seis compromisos que restan en el Camp Nou, el Barça sería campeón. Obviamente, cada victoria fuera acercaría el objetivo una jornada. Y tal y como está el calendario, cuantas más nos sobren, mejor nos centraremos en el otro frente abierto, tan exigente como la UEFA Champions League.

Ayer, a pesar de las bajas (tres de los cuatro capitanes fuera: Puyol y Xavi por lesión y Valdés por sanción), el Barça salió enchufado y buscando sentenciar por la vía rápida. La propuesta del Rayo invitaba a ello: el conjunto vallecano no vino a encerrarse al Estadi, sino a presionar y a ser fieles a su estilo. De nuevo Villa ayudó a fijar a los centrales y Messi actuó con total libertad, atrayendo jugadores contrarios fuera de sus zonas naturales y generando espacios para el resto de sus compañeros. Alexis también estuvo muy participativo y generoso en la presión, por lo que parece haberse sacudido un poco la ansiedad de los últimos encuentros.

Fue precisamente el buen entendimiento entre el Guaje y Leo la base en la que se cimentó la victoria. En el primer tanto, el argentino asistió y el asturiano remató a la escuadra al primer toque. Luego intercambiarían sus papeles en los dos tantos restantes. Atrás quedan los rumores de malos rollos entre los dos: demostraron entenderse a la perfección y dicha compenetración redunda en el bien colectivo del equipo, porque se une al excelente momento de otros jugadores, como Sergio Busquets, inconmensurable en la media, Andrés Iniesta, brillante en todas sus acciones, Dani Alves (ayer sí que fue el Alves de antaño, incansable en la banda) y Jordi Alba (o Jordi Bala), para quien la dosificación no existe.

Dos malas noticias dejó el choque: la enésima lesión de Adriano Correia, que fue titular en la banda derecha y aguantó apenas veinte minutos (tuvo que salir Alves); y el gol de un viejo conocido, Raúl Tamudo, en el primer balón que tocó, que trajo amargos recuerdos a la hinchada culé. El Rayo incluso se animó, espoleado por el tanto, pero no llegó a conseguir el segundo que habría puesto en tensión el ambiente. Por el contrario, una nueva buena inmejorable: el de ayer pudo haber sido, si Dios quiere, el último partido de Jordi Roura como primer entrenador del Barça, ya que Tito Vilanova tiene previsto volver, si nada se tuerce, el 25 de marzo a Barcelona. Ojalá que lo haga plenamente recuperado y para quedarse en nuestro banquillo muchos años más.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Habemus Barça



Antes de nada, he de pedir perdón. Perdón, por no creer. Perdón, por perder la fe. Perdón, por dudar de que estos jugadores lo volverían a conseguir: lograrían llevarnos de nuevo al éxtasis futbolístico. No lo voy a negar: los fallidos intentos ante Inter y Chelsea en la Champions y la imagen que estaba dando en los últimos partidos el equipo pesaron demasiado en mi cabeza, que esta vez se imponía sobre mi corazón culé. Se me antojaba una misión casi imposible remontar un 2-0 ante un conjunto italiano y conseguir, además, mantener la portería a cero. Incrédula de mí, nuestros jugadores me dieron una lección: jamás se rinden. Aunque he de decir también que, aunque dudara de la remontada, sí estaba convencida de que el estilo permanecería, para bien y para mal. Y así fue.

No me equivoco si afirmo que la salida fulgurante y el tempranero gol de Messi fueron claves en el devenir de la eliminatoria. Apenas cinco minutos y ya se tenía la mitad del camino recorrido. Como me esperaba de antemano, Tito-Roura plantearon un esquema con tres defensas, con Alves muy abierto en banda, aprovechando el carril completo. Arriba, Villa se situó en el centro y, al fijar a los centrales, liberó completamente a Messi. Y Messi libre, es mucho Messi. Su zurdazo desde la frontal en el inicio dio fe, enchufó aún más al público y desdibujó al Milán, que apenas daba dos pases seguidos. Las líneas adelantadas, la agresividad en la presión (ojo: agresividad bien entendida, nunca violencia ni una entrada mal medida), la velocidad de circulación del esférico y los movimientos de Iniesta y Leo desarbolaron continuamente a la zaga italiana, que apenas se las arreglaba para achicar balones. El propio Andrés estuvo a punto de rememorar su "iniestazo" en Stamford Bridge, pero entre Abbiati y el larguero repelieron su disparo desde la frontal.

Aun así, no engaño a nadie si afirmo que Niang tuvo el devenir de la eliminatoria en sus botas... Y se encontró con el poste. La caprichosa diosa Fortuna, esquiva cuando Messi falló el penalty ante el Chelsea o le anularon el tanto a Bojan ante el Inter por mano previa de Touré Yayá, ayer nos sonrió de lleno en esa jugada. Indudablemente, un 1-1 habría supuesto un mazazo en la afición y en el equipo, ya que obligaba a tres tantos más. La jugada fue muy similar a la de Bredtner (delantero del Arsenal) hace un par de años, que de no haber sido taponada por Mascherano habría eliminado al Barça contra el Arsenal. Aquella temporada, la final también fue en Wembley y ya sabemos quién fue el campeón...

Si Iniesta no pudo emular su tanto, Messi calcó el de aquella final ante el United apenas sesenta segundos después del fallo de Niang: disparo seco desde la frontal y gol. Justo antes del descanso, la tarea estaba hecha: empatada la eliminatoria, quedaba un mini-asalto de cuarenta y cinco minutos en los que había que nadar y guardar la ropa. El escenario era diferente: el Milán tenía que conseguir un gol y el Barça también para evitar la prórroga.

El conjunto de Vilanova introdujo un cambio táctico: Alves dejó de subir y la defensa pasó a ser de cuatro. Menos riesgos, pero menos poder ofensivo. El resto, igual: intensidad, presión, movilidad... Apenas diez minutos después de la reanudación, una recuperación de Mascherano propició una gran jugada en la que Villa quedó solo delante de Abbiati y definió con la clase que atesora. Necesitaba el tanto el Guaje para olvidar toda una temporada de sinsabores, de ser cuestionado, de ser incluido en numerosas listas de transferibles. Su labor fue absolutamente indispensable para la victoria, no sólo por el tanto, sino por la liberación que su trabajo supuso para el fútbol de Messi e Iniesta.

A partir de ahí, el encuentro se llenó de tensión: el Milán se fue arriba, como el que no perdía ya nada. Y el Barça tuvo que defenderse como gato panza arriba. Es cierto que se sufrió, pero fue más por la desconfianza que ofrecía defensivamente el equipo en los últimos partidos que por ocasiones claras de gol. Sólo una buena jugada de Bojan estuvo a punto de suponer un tanto de Robinho, pero Jordi Alba se jugó el tipo y lo evitó. Aún tuvo tiempo el lateral para redondear su excelente partido con el 4-0, en el descuento, que por fin desató la euforia en el Estadi y la comunión íntegra con el equipo. Juntos lo habíamos conseguido.

Bofetada, pues, para los que dudábamos. Bofetada para los que quisieron ver el fin de Messi. Bofetada para los que daban por muerto este estilo. Hoy, día en que el mundo da la bienvenida a un nuevo Papa (curiosamente argentino, como nuestro D10S), el Barça resucita para regalar a los culés una gran resaca de fútbol, goles y espectáculo. Con un poco de suerte, a finales de mes vuelve nuestro entrenador, esperemos que plenamente recuperado, para ponerse al mando de esta nave de nuevo. El equipo sigue vivo en Champions por y para él.  Habemus Barça.


viernes, 1 de marzo de 2013

Sin Tito no hay Paraíso



Dicen los entendidos que el fútbol es un estado de ánimo. De ahí que cuanto más y mejores buenos resultados hayas cosechado, por inercia y optimismo, mejor juegas, más confianza tienes y hasta a veces el factor suerte, ese que hace que la pelotita vaya al palo y salga o, por el contrario, entre en la portería,  se pone a tu favor. Pues el Barça se halla inmerso en una dinámica totalmente opuesta a este panorama idílico: por primera vez en la temporada, al equipo lo asaltan las dudas y al cuerpo técnico le arrecian las críticas.

Obviamente, el escenario para enfrentarse al máximo rival no era el adecuado: una derrota en Milán que complica mucho el pase en la Champions y una victoria pidiendo la hora y con muchas dudas sobre el Sevilla para mantener la ventaja en Liga. El resultado de la ida copera era favorable, pero también es cierto que pudo ser mayor, se fallaron ocasiones clamorosas y la eliminatoria, que pudo haberse sentenciado en la capital, llegaba abierta al Camp Nou. Ante este panorama, hay que reconocerlo, Mourinho ha sabido jugar mejor sus cartas. El portugués sigue encerrándose contra los culés, pero ya no se acula, sino que presiona cuanto más arriba mejor, y aprovecha las principales virtudes de sus jugadores: el juego directo, la salida a la contra. Además, se encontró con un Barça que comenzó bien, pero un error infantil de Piqué en un penalty claro sobre CR le puso de cara el marcador. Y ahí ellos, a la contra, sí que suelen aprovechar las que tienen.

Probablemente el encuentro habría cambiado si el colegiado, del que se habló mucho en la previa, hubiera señalado otra pena máxima a favor de los locales de Xabi Alonso sobre Pedro. Pero ahí a Undiano se le encogió el pito. El partido iba 0-1. El resto, el descalabro posterior, ya lo vieron, ya lo saben. Desde el club no han querido excusarse en este error: han asumido que ellos fueron mejores y han optado por tratar de pasar página lo antes posible, tratar de cerrar las heridas. Obviamente, quedar eliminados de la Copa no es, per se, un descalabro absoluto: el Barça ha llegado a semifinales, ha caído ante un rival que supo jugar sus cartas mejor, y punto. Lo que nubla el estado de ánimo del culé es, por una parte, la escasa o nula capacidad de reacción mostrada por el equipo en los dos partidos de nivel jugados en apenas una semana (ante Milán y ante los blancos); y, por otra, ese futuro incierto en la Champions, en la que caer en octavos sí que no estaba previsto (y está más cerca que otros años).

Los malos resultados obtenidos han reabierto el debate que las victorias tapaban: el del entrenador. Desde el punto de vista humano, la directiva del F.C. Barcelona está teniendo un comportamiento ejemplar y está esperando a que Tito se restablezca completamente sin presionarlo. Sin embargo, desde el punto de vista deportivo, la medida está siendo muy cuestionada desde los medios y desde una parte importante de la afición. Es verdad que Vilanova estuvo en la Supercopa y se perdió, pero también lo es que la imagen del equipo, con diez buena parte del partido de vuelta, cambió con los cambios introducidos en el descanso y a punto estuvo de llevarse el trofeo in extremis si Montoya hubiera acertado con su galopada final. Sin el entrenador, la autogestión no está funcionando, desde mi punto de vista, por dos motivos: porque siempre juegan los mismos; y porque falta liderazgo en el banquillo.

Si el equipo quiere corregir errores, debe partirse de la autocrítica. Y el hecho de que, cuando llegue una cita importante, haya jugadores que jueguen por sistema, lo hagan bien o mal, acomoda a los titulares y desespera a los suplentes. Voy a poner dos ejemplos claros: Cesc Fàbregas y Pedro. El primero hace varios partidos que deambula por el campo. Como el año pasado, su bajón físico en las segundas vueltas empieza a pasarle factura. ¿Por qué, si ante el Milán ni se le vio, fue titular ante los de Mou? El caso del canario es similar: desde hace más de un mes ni encara, ni desborda, ni marca, ni la pide al espacio. Tampoco se ha prodigado en ayudas a los laterales, dejando "vendido" a Alves en más de una ocasión. Si la solución pasa por la entrada de otro perfil de jugador y variar ligeramente el esquema, jugar con extremo (como Tello) y nueve (como Villa), habrá que intentarlo. Ya se ha comprobado que, como se viene haciendo, no funciona.

Sobre la ausencia de liderazgo en el banquillo, voy a poner un ejemplo práctico. Si yo, como profesora, me pongo enferma unos días, en mi instituto un profesor de guardia cubre mis clases. Yo puedo dejar tarea a mis alumnos, el profesor de guardia puede supervisar que la hacen, pero si mi ausencia va a ser prolongada, tendrá que venir alguien interino que asuma mi puesto, que mis alumnos identifiquen como alguien que los va a evaluar, que les va a poner las notas que se merezcan. Lo mismo está sucediendo a nuestros jugadores. En este caso, no se trata tanto de poner a otro míster de fuera como de asumir que quienes están tienen el mismo poder que Tito sobre ellos. Quizás el intervencionismo del entrenador desde la distancia está haciendo más mal que bien, a pesar de que se hace con toda la buena voluntad.

Obviamente, respeto profundamente la labor de Roura y el cuerpo técnico con la papeleta que les ha caído. Además, es una suerte que gracias a las tecnologías, nuestro entrenador pueda seguir hasta los entrenamientos desde Nueva York. Pero, para que el liderazgo del segundo se vea tan claro como el del primer entrenador, los jugadores deben identificarlo como tal. El banquillo no puede esperar una llamada para hacer un cambio, no puede dejar la configuración del equipo cada partido en manos de alguien que no los ve entrenar. El contacto directo, las sensaciones que se palpan en el día a día y a pie de césped durante un encuentro no las transmite una cámara.

A pesar de todos estos inconvenientes, es necesario recordar algo: aunque el equipo caiga en Champions, a pesar de estar fuera de la Copa, la Liga, el torneo de la regularidad, está muy encarrilada. Quizás por la diferencia alcanzada no se valora la posición de privilegio que ocupa esta plantilla, ganada a pulso jornada a jornada. Dicha posición es tan buena que, en caso de caer mañana en el campo del tercero, saldríamos a trece puntos de ellos. A principios de temporada lo habríamos firmado con los ojos cerrados. Piénsalo bien, culé: ellos están celebrando el pase a una final (aún no tienen garantizado el título tampoco, porque a un partido puede pasar cualquier cosa) y lo tienen complicado también en Champions, porque Old Trafford no es ninguna perita en dulce. Y sin embargo parecen que son los que nos sacan dieciséis puntos a nosotros, que tenemos en nuestra mano el segundo título más importante, dependiendo de nosotros mismos, pudiendo hasta fallar varias veces. A lo mejor es que estos jugadores, que tanto nos han hecho disfrutar, tampoco son tan malos como nos quieren hacer creer últimamente..,

domingo, 24 de febrero de 2013

Remontada... Con dudas



Difícil papeleta la que tenía ayer el F.C. Barcelona y que solventó con los tres puntos, aunque las sensaciones no fueron del todo positivas. Evidentemente, la fortaleza mental que tuvo el equipo para dar la vuelta al marcador en apenas veinte minutos, el despliegue futbolístico de esos momentos, la reacción desde el banquillo propiciando cambios tácticos fundamentales (como la entrada de Tello y la posición de Villa de 9) y el hecho de mantener la distancia (una jornada más, un partido menos) con los perseguidores son puntos fuertes a favor de los chicos de Tito-Roura.

Sin embargo, siguen pesando dudas en el ambiente. El primer tiempo del Barça ayer, quitando los primeros diez minutos, fue un calco de San Siro: se vio a los culés atenazados, planos, sin ideas, con un fútbol horizontal, sin chispa, empecinados en entrar por el centro, a pesar de la maraña que creó Emery (tercer enfrentamiento con el vasco esta temporada, ojalá que no sea el último, porque eso significará que Sevilla y Barça se ven las caras en la final de Copa). Un equipo en el que cada uno hacía la guerra por su cuenta: Messi lo intentaba, pero no le salía nada; Iniesta buscaba la línea de fondo, pero sus centros no encontraban rematador; y Alexis seguía obcecado por agradar (se tuvo que retirar por una contusión en el muslo).
Lo peor, de nuevo, la fragilidad defensiva: el gol encajado resume perfectamente lo que está sucediendo en los últimos encuentros. Fallos en cadena (de despeje, de marcaje, de anticipación) y Botía remata a placer un centro de Coke al borde del descanso. En el momento clave de la temporada, con eliminatorias a doble partido a vida o muerte, dejar la portería a cero se antoja vital. De hacerlo el martes, sin ir más lejos, el equipo pasaría sí o sí a la final de Copa. Ojo: no estoy culpando a los defensas o a Valdés en exclusiva. La tarea defensiva es un trabajo colectivo que debe empezar en la delantera. La concentración debe ser de todos, no de los zagueros.

Precisamente, cuando el marcador estaba en contra, me gustó la actitud de dos defensas: Piqué y Alves. El central, desesperado por los problemas de circulación de balón, la subió jugada desde atrás varias veces. Y el lateral participó al nivel de antaño, generando un constante peligro por su banda y propiciando el centro medido a la cabeza de Villa, que supuso el empate que sirvió de base a la remontada.

Delante, Tello fue un auténtico revulsivo, encarando, desbordando, abriendo el campo, asistiendo a Messi en el segundo. Sin embargo, me gustaría destacar el papel de Villa. El Guaje, que está teniendo mala fortuna con las lesiones, trata de aprovechar cada oportunidad, y a menudo lo logra. El público sabe reconocer su entrega y su esfuerzo y su nombre es coreado a menudo. Debe ser complicado rendir cuando te colocan día a día fuera del club, o, como ayer, insinúan que te van a ofrecer una renovación a baja y con un papel secundario (a lo Larsson). Villa apenas tiene treinta años, es un futbolista que se cuida, que vive por y para el fútbol, y que tiene algo que muchos no: gol. Es una absoluta falta de respeto que piensen en un posible "retiro" futbolístico con su nivel y a su edad. Afortunadamente, el asturiano calla bocas al ritmo que mete goles importantes para el equipo. Parece haberse ganado, cuando menos, la titularidad el martes. Veremos si Tito-Roura se la dan y a quién sacrifican.


viernes, 22 de febrero de 2013

Pesadilla en San Siro



El F.C. Barcelona se ha dejado una buena parte de sus aspiraciones a hacer algo grande en la UEFA Champions League esta temporada en San Siro. El 2-0 cosechado pone muy cuesta arriba la eliminatoria, por varios factores: la diferencia de goles, no haber logrado un tanto al menos fuera de casa... Pero, sobre todo, por la certeza de que, debido a unas causas u otras, a este Barça le hacen demasiados tantos en contra. Por supuesto que estos jugadores, igual que han perdido estrepitosamente, son capaces de ganar por tres goles a cualquier rival. Sin embargo, lo que no veo nada claro es que sea capaz de quedarse con la portería a cero, y un solo gol del Milan en la vuelta obligaría a ganar, mínimo, 4-1.

Si el equipo tiene alguna opción a la vuelta, debe empezar por la autocrítica. Cuidado: que vaya a serlo con lo sucedido el miércoles en Italia no quiera decir que deje de ser del Barça o que esté esperando el fallo para no dejar títere con cabeza. Nada más lejos de la realidad: desde aquí siempre se ha apoyado (y se apoyará) a este equipo, porque todo lo que nos ha hecho vivir merece un crédito ilimitado. Desde mi punto de vista, el 2-0 se comenzó a fraguar en hace unos meses, justo en el momento en el que se supo que nuestro rival iba a ser el Milán. Es verdad que el conjunto rossonero no tiene las individualidades de antaño, que se halla sumido en un proceso de reestructuración y que cuenta con jugadores muy jóvenes, con poca experiencia internacional en algunos casos. Pero la confianza del entorno culé se volvió temeraria en el momento en que se ha empezado a hablar de triplete, de sentenciar allí, de que ellos firmaban dejar la eliminatoria abierta. El Barça que ganó todo lo que había en juego siempre fue partido a partido, nunca miró más allá. Primera lección que hay que aprender de este tropezón.

La segunda tiene que ver con el planteamiento de este tipo de partidos. Inter, Chelsea, Celtic... esta película ya se sabe cómo acaba: mucha posesión estéril y derrota. Más esperpéntico aún, porque si el año pasado en Stamford Bridge hubo verdadera mala suerte (con varios tiros a la madera y paradones de Cech), el miércoles apenas se inquietó a Abbiati. Un tiro lejano de Iniesta fue lo más peligroso en noventa minutos. El Milán ganó la partida en todo: agresividad, velocidad, intensidad... Es cierto que el césped estaba en muy mal estado, pero ya estamos acostumbrados a este tipo de artimañas. Como dijo Piqué tras el partido: no hay excusas.

Por último, eché en falta chispa en determinados jugadores. No es por señalar a nadie, pero Pedro lucha, presiona, ayuda... Pero ni encara ni marca. Se está siendo especialmente crítico con Alexis Sánchez (probablemente porque se pagó un traspaso alto por él), pero no hay que olvidar que, Messi aparte, el resto de goleadores del equipo tampoco está aportando las cifras necesarias de quienes ocupan una plaza de titular en el F.C. Barcelona. Y el partidito de Cesc Fàbregas, absolutamente desaparecido, también fue especialmente flojo.

El único jugador que mantuvo nuestro espíritu fue, como siempre, nuestro capitán: lo que más le dolió no fueron las cuatro grapas o los puntos de sutura en la cabeza por su encontronazo con Pazzini. Lo peor para él fue la derrota. Una derrota sin excusas (si a otros le hubieran marcado un gol con la mano ya estaríamos con los porqués), totalmente merecida, aunque excesiva en cuanto a diferencia. Sea como fuere, poco o nada se puede hacer ya: aprender de los errores y tratas de no cometerlos en el futuro.

lunes, 18 de febrero de 2013

Leónidas Messi



Comentaba con algunos futboleros antes del partido en Granada que el conjunto nazarí tenía la mala fortuna de ser el próximo compromiso liguero del F.C. Barcelona justo cuando Leo Messi se encontraba a tan sólo un tanto de lograr una cifra redonda: el trescientos. Pues no fueron trescientos: fueron trescientos uno. Nos tiene tan mal acostumbrados  el argentino que no sólo alcanza las cifras: las supera. El pasado sábado lo consiguió a pesar de que el nivel colectivo no fue el adecuado, de que el equipo no controló en exceso el partido y de que la victoria peligró durante buena parte del choque e incluso al final.

Hay una máxima muy clara: en fútbol, si perdonas, lo sueles acabar pagando. Así se puede resumir la primera mitad: el Barça logró crear numerosas ocasiones de gol, pero éste caería de lado del Granada. La mala fortuna evitó que Alexis Sánchez, Cesc Fàbregas (derribado en el área en un penalty que parecía piscinazo pero la repetición demuestra que hubo zancadilla), Messi o Thiago adelantaran a los visitantes. En cambio, los de Alcaraz, que generaron mucho peligro jugando a la espalda de los laterales (Alves y Adriano -aunque luego entró Jordi Alba por los enésimos problemas físicos del de Curitiba) y en las llegadas al segundo palo. En una de ellas, Ighalo anotó el 1-0 y llevaba el delirio a una grada que no hace mucho vio caer al tercer clasificado en su estadio.

Sin embargo, quedaba demasiado tiempo por delante. Y más cuando, apenas recién iniciado el segundo tiempo, Messi aprovechaba un rechace de Toño a tiro de Cesc para lograr el empate. El gol no fue fruto de la casualidad: el equipo adelantó líneas, presionó de modo más generoso, se colocó mejor en el campo (especialmente Thiago) y achicó espacios en defensa. Además, el empate minó la moral de los granadinos, que acusaron el cansancio del esfuerzo realizado y ya no podían contener el flujo futbolístico culé. Por si fuera poco, Roura introdujo más madera: Iniesta y Tello.

Si hay penalty y no te lo pitan, si de jugada te topas con el poste o el portero, si las cosas no salen, no importa: ahí estará Messi para desatascar lo que parecía imposible y remontar (por séptima vez esta temporada) el encuentro. De libre directo, modalidad en la que se está especializando el argentino a base de practicar en los entrenamientos, a base de compromiso con el equipo, ese que se suele echar a las espaldas a menudo.

De ahí al final, paradójicamente, pudo pasar cualquier cosa: el Barça no supo defender bien la ventaja y el Granada creó ocasiones claras de gol, pero se topó con un inconmensurable Valdés, quien sacó, en el descuento, una llegada final que significaba el empate y sin tiempo para nada más. También pudo caer el 1-3, pero nuevamente la falta de puntería de los delanteros culés lo impidió.

En definitiva, trabajada victoria, mucho más difícil de lo que a priori parecía, pero importantísima a tenor de los próximos compromisos del equipo. El calendario se estrecha, el nivel crece, pero mantener la ventaja es primordial para gozar de tranquilidad. El Barça se encuentra a diez victorias de ser campeón matemáticamente en Liga. Mientras tanto, hay que alternar con Champions y Copa, donde la exigencia es máxima. Se aproxima, pues, un reto apasionante.

1-2: Messi: http://vod.cope.es/audio/2013/02/16/audio_13610469715289651849.mp3

domingo, 10 de febrero de 2013

Desayuno con diamantes



Primer partido del F.C. Barcelona a las 12 de la mañana y bonito espectáculo el que se ha podido ver en el Camp Nou. El público que ha acudido al Estadi en mayor número que de costumbre (más de ochenta mil personas), especialmente familiar por el horario, ha disfrutado sin duda de un encuentro intenso, rápido, de un fútbol vistoso, con Iniesta en plan estelar, secundado por Thiago y un soberbio Álex Song, novedades en el once para aliviar el peso del virus FIFA.

Pese a la ausencia de hombres claves en el esquema del Barça, como Xavi, Busquets, o Cesc, los jugadores culés salieron desde el primer minuto a agradar  y tratar de solventar el compromiso cuanto antes mejor. Iniesta destapó el tarro de las esencias con un pase al hueco desde el centro del campo que Alexis no perdonó esta vez. El chileno celebró con rabia su gol, se quitó la presión de encima y ofreció sus mejores cuarenta y cinco minutos en esta temporada, con un inteligente juego sin balón, además de afrontar con confianza varias jugadas y hasta regatear, algo que parecía que se le había olvidado en los últimos tiempos.

A los diez minutos, Messi anotaba el segundo y ponía tierra de por medio en el marcador, que reflejaba perfectamente lo que estaba sucediendo en el campo. El balón circulaba a velocidad de vértigo, los delanteros (Alexis-Villa) ensanchaban el campo, los laterales llegaban al espacio, Iniesta y Thiago repartían por el centro y Messi volvía locos a los centrales del Getafe cada vez que recibía el balón. El poste repelió lo que era el 3-0 del argentino, que hasta se atrevió con una chilena, aunque no pudo conectar con el balón. Sin embargo, el resultado no se movería hasta después del descanso, ya que en numerosas ocasiones los delanteros culés fallaban oportunidades clamorosas por rizar el rizo en exceso.

Cuando más muerto estaba el partido, cuando parecía que un gol del Getafe podría meterlo en el partido, Jordi Alba asistió a Villa y el Guaje, el único de la tripleta atacante que no había mojado aún, no perdonó ante Codina. De este modo, el asturiano podía dedicar un tanto a su hijo recién nacido. Además de la titularidad, el delantero acabó el partido completo, por lo que esperemos que, durante esta semana, se "acallen" los rumores de malestar o salida de Villa.

El tercer tanto rompió de nuevo el partido: el Getafe, sabedor de que poco tenía que perder ya, se lanzó al ataque y dejó más espacios en defensa, por lo que era cuestión de tiempo que la goleada fuera aumentando. Tello, que acababa de sustituir a Alexis, al que el público reconoció el esfuerzo con una gran ovación, se apuntó a la fiesta con un disparo ajustado desde el flanco diestro. Álvaro Vázquez, ex espanyolista, aprovechó un fallo de Thiago en la entrega y consiguió el tanto del honor azulón. Pero con ello volvió a despertar a la fiera, y finalmente Iniesta y Piqué redondearon el "set". Encomiable el partido del central: en el último minuto de descuento se lanzó arriba con fe y a puerta vacía remató una asistencia de un generoso Thiago Alcántara.

Después de un mes y medio frenético, el Barça por fin dispone de una semana completa de descanso. Las castigadas piernas de los culés agradecerán seguramente el breve paréntesis para recuperarse del kilometraje de los compromisos internacionales y del ritmo frenético de la competición. Tras el Granada, el final de mes es de traca: Milán, Sevilla y doble Clásico. Llega, por tanto, un tramo decisivo para la temporada.

lunes, 4 de febrero de 2013

Un punto trabajado: un puntazo



A priori, de los tres primeros clasificados en la Liga BBVA, el FC Barcelona era el que encaraba el peor encuentro: ante el Valencia en Mestalla. Un campo complicado, ya que el conjunto levantino siempre pone las cosas difíciles a los culés, con un estilo de juego muy basado en la presión, las líneas muy juntas y rápidas salidas a la contra. Habitualmente, los equipos de Valverde gustan de tener el balón, pero ante el Barça el técnico vasco es muy consciente de la dificultad de manejar el centro del campo, por lo que apostó por un estilo muy similar al de Emery en temporadas anteriores. El resultado: otro empate en Mestalla, como venía sucediendo en temporadas pasadas, aunque no fue precisamente el peor resultado de los tres primeros clasificados...

En efecto, el gran beneficiado de la jornada fue el Atlético de Madrid, que recortó dos puntos frente al líder y se distanció en tres del tercero, que cayó sorprendentemente en Granada y queda a dieciséis del liderato. Como conclusión: los dos grandes del fútbol español pagaron la ida de su intensa eliminatoria copera, de la que no pude hablar en su momento, pero que repasaré brevemente posteriormente (algunos comentarios sobre cuestiones extrafutbolísticas principalmente).

Quizás el resultado habría sido diferente si se hubieran hecho rotaciones en el once inicial (sólo dos cambios con respecto al Bernabéu: Valdés por Pinto y Mascherano por Puyol). Vi a algunos hombres excesivamente cansados: Cesc Fàbregas, Messi, Xavi y Pedro sobre todo. Por el contrario, Jordi Alba parecía que jugaba su primer partido de la temporada; y el ataque se sostuvo por los chispazos de Iniesta, aunque el manchego tuvo que retrasar excesivamente su posición para entrar en juego. Probablemente en los dos próximos partidos el cuerpo técnico tire de hombres de refresco, sobre todo ahora que Xavi tendrá que parar al menos quince días por una lesión muscular que ha impedido su viaje a Qatar con La Roja.

Dos nombres propios a lo largo de la semana fueron los autores de los tantos: Éver Banega, de quien se dice que llegó tarde y "en malas condiciones" al entreno del viernes (ya podía haberlo dejado fuera Valverde, porque vaya partidazo hizo el argentino); y su compatriota, Leo Messi, quien fusiló de penalty inalcanzable a quien se rumorea como candidato a la portería del Barça para la próxima temporada: Vicente Guaita. Al bueno de Leo le han buscado las cosquillas en la resaca del Clásico copero con un claro objetivo: dañar su imagen y tratar de favorecer al eterno segundón en las votaciones del Balón de Oro. Que si esperó a Arbeloa una hora y media en el parking, que si le dijo "bobo" a éste y "muñeco de Mourinho" a Karanka, que si escupió al banquillo... Todas las acusaciones sin pruebas. De lo que sí las había, querido Callejón, era de tu entrenador, de ése que te monta a caballo, en el parking del Camp Nou para intimidar a un árbitro, como hace siempre que pierde. La campaña es rastrera, sucia y antideportiva. Sin embargo, estoy absolutamente convencida de que Leo contestará donde suele hacerlo (en el campo) y como suele hacerlo (siendo el mejor del mundo).

Para finalizar, otro protagonista que habló donde tenía que hacerlo: Víctor Valdés. Con una parada a bocajarro, la pantera de L`Hospitalet evitó que el empate acabara en derrota en los minutos finales. Se trató de un punto muy trabajado, ante un gran rival y en un campo que siempre se nos atraganta. La distancia con el segundo sigue siendo considerable, por lo que el margen continúa siendo bueno gracias al fantástico trabajo realizado hasta ahora.