Vuelve a ser un poco tarde para analizar el
partido del pasado fin de semana, pero más vale ahora que nunca. Si mis
conclusiones se retrasan es por temas personales: me está costando encontrar
los momentos adecuados para sentarme y reflexionar sobre hasta dónde nos lleva
el Barça de Tito. No voy a mentir: la voluntad por el estilo se mantiene, pero
el equipo pasa por fases espesas en las que no engancha. En ocasiones se salva
por arrebatos (Pamplona) o por suerte, como el pasado fin de semana ante el
Granada. Parecía 0-0, pudo ser 0-1 y acabó 2-0. En unos locos minutos finales,
el acierto de Xavi decantó un partido que se había puesto complicado para
conseguir el pleno que nos mantiene en lo alto de la clasificación.
El Barça tiró el primer
tiempo. Se obcecó en penetrar por el centro y al Granada le bastó con poblar
esa zona de la defensa. Cesc y Thiago se estorbaron, al igual que Messi y
Villa, cuyo rifi-rafe ha sido protagonista en una prensa ávida de conflictos para
desmontar el buen rollo del vestuario culé. Ojalá sea toda la temporada así,
porque será señal de que no hay nada más importante de lo que hablar.
Faltó velocidad de balón,
circulación, intensidad y presión. Si a ello se añade que Tito ordenó cambio de
sistema para ganar (3-4-3), los espacios que quedaron atrás provocaban que la
defensa viviera en el constante filo de la navaja. Por si fuera poco, se sumó
una nueva baja para esta línea, la más castigada de lo que llevamos de campaña:
Adriano acabó con molestias y es baja para mañana. Afortunadamente, parece que
Jordi Alba ya estará disponible.
Me sigue costando entender la
falta de confianza en Marc Bartra. Para la Champions, Tito se escudó en que no
era necesario exponerlo. Ante el Granada se antojaba una gran ocasión para el
central, en casa y ante un rival teóricamente asequible. Sin embargo, el
elegido volvió a ser Alex Song, a quien, si bien no le es extraña la situación,
sí que se le notan carencias a la hora de hacer las coberturas, máxime si la
defensa está tan despoblada como al final del partido. Me parece arriesgado
tener que jugártela, quizás, para mañana o ante el máximo rival con un chaval
al que no le has dado la confianza desde el principio. Pero bueno, Tito es el
que manda y, si no lo pone, será porque considera que hay alguien en mejores
condiciones para ayudar al equipo.
Lo que es evidente es que el
técnico sabe ver los cambios. Sacó a Xavi y fue el que resolvió el partido,
como en ocasiones anteriores lo hicieron Tello, Messi... Esperemos que, como
nosotros, vea las carencias del equipo y las solucione cuanto antes. Hacer
pleno está genial, nadie le va a discutir los datos. Pero el día que la
pelotita no entre volverán las dudas: las que genera el mal juego desplegado
hasta la fecha, junto con la falta de intensidad en momentos puntuales. El
Pizjuán será una buena prueba para medir la capacidad de mejora del equipo. En
unas horas sabremos qué ocurre.
2-0: Borja Gómez (p.p.): http://vod.cope.es/audio/2012/09/23/audio_13483517288926521800.mp3