REPÓKER DE CAMPEÓN

REPÓKER DE CAMPEÓN
CAMPEÓN DEL MUNDO (18-12-2011)

domingo, 6 de mayo de 2012

El mejor homenaje para Pep




Hace apenas unos días, cuando Pep Guardiola anunció, escoltado por Andoni Zubizarreta y Sandro Rosell, que no seguiría al frente del banquillo del F.C. Barcelona, llamó la atención que en la concurrida sala de prensa no estuviera Leo Messi. El argentino, el jugador que más ha crecido desde que llegó el de Santpedor, ganador de las tres últimas ediciones del Balón de Oro (y probablemente camino de la cuarta), excusó su ausencia debido a su timidez y a la emotividad del momento. No quería que las cámaras captaran la tristeza que sentía por la marcha de la persona que, junto a Frank Rijkaard, quien lo hizo debutar con dieciséis años, ha marcado su carrera. En aquel momento, los tres representantes del club, Pep, Sandro y Zubi, no dudaron en afirmar que Messi estaba allí; que, de alguna u otra manera, estaba con ellos.
En la emotiva noche de ayer, en la que el Camp Nou se vistió de gala para despedir al mejor entrenador en la historia del club, Messi, hombre de pocas palabras, prefirió hablar donde mejor sabe, sobre el campo, y rindió su propio y sentido homenaje a Guardiola con un póker de goles. Uno tras otro, le fue dedicando a Pep cada uno de los tantos que consiguió en una de las noches más especiales para la parroquia blaugrana. De falta, de penalty por dos veces (muy fácil pitarlos ahora, ciertamente) y de jugada, el argentino destapó por enésima vez el tarro de las esencias para alcanzar unas cifras de récord: 78 tantos en la temporada, 50 de ellos en Liga, donde es pichichi destacado con cinco de ventaja sobre el segundo, a falta de una jornada. En el cuarto, Leo no pudo evitar hacer caso a su corazón y se dirigió al banquillo, donde se organizó una piña de jugadores en torno al técnico culé.


Se trató de un ensayo general para lo que el club le tenía reservado a Pep. Al finalizar el encuentro, sus jugadores le desobedecieron por primera vez en cuatro años: no quisieron acompañarlo al círculo central, a pesar de su insistencia. Sabían que era su noche, que ni siquiera ese póker de Messi ensombrecería su protagonismo. Un vídeo de sus mejores momentos al frente del club de su vida y una canción de su amigo Lluís Llach (Que tinguem sort) dieron paso a las esperadas palabras de despedida de Guardiola, quien, como en cada una de sus ruedas de prensa, sentó cátedra y dejó perlas como las siguientes: "No sabéis el cariño y la felicidad que me llevo a casa", "El que más pierde soy yo", "Os dejo en las mejores manos", "Esto tendrá larga vida" y, sobre todo, "Hasta pronto, que a mí no me perderéis nunca". La afición culé es consciente del barcelonismo de Pep y no tiene ninguna duda de que el técnico regresará cuando sienta que el club necesita su ayuda.
El Viva la vida! de Cold Play, el manteo posterior y la sardana final pusieron el punto y seguido la etapa más brillante de la historia del F.C. Barcelona, que puede verse redondeada el próximo 25 de mayo si se consigue la Copa del Rey. Sería el colofón ideal para un equipo que ha hecho historia, no sólo en la Liga española, sino en el fútbol europeo y mundial. El Barça, acostumbrado a ver marchar a los ídolos por la puerta de atrás, a fustigarse al menor contratiempo, al pesimismo generalizado y al complejo de inferioridad, en el último mes ha dado una muestra de madurez que sólo el paso del tiempo dirá si es definitiva: la afición ha apoyado incondicionalmente al equipo, a pesar de los duros reveses sufridos; y se ha rendido el mejor homenaje posible al mejor entrenador de su historia. Ambos, Pep y el Barça, el Barça y Pep, pueden mirar al futuro con la satisfacción que da el trabajo bien hecho. A buen seguro que sus caminos volverán a encontrarse muy pronto.