He de pedir disculpas
por no haber escrito desde hace una semana. He de pedir disculpas por lo que me
costó asumir la derrota del pasado martes en la Liga de Campeones ante el
Chelsea. Estuvimos dentro durante dos minutos. Hicimos lo más complicado: levantar
el resultado ante un equipo que no vino a jugar, sino a encerrarse y dejar
pasar el tiempo desde el calentamiento. Y lo dejamos escapar. Era el segundo
disgusto consecutivo en casa. Sin embargo, la reacción del público el pasado
martes deja bien claro que este equipo, este Barça de Josep Guardiola i Sala,
ha cambiado la mentalidad del aficionado culé, ojalá que para siempre.
Pocos sospechábamos que el jarrazo de agua fría
frente a los ingleses no iba a ser el último de una semana para olvidar. Desde
mi punto de vista, la peor semana como culé desde el año del pasillo. En
efecto, a quedarnos sin Liga y Champions, los dos grandes títulos de la
temporada, se unió el golpe más duro: que nuestro entrenador, nuestro santo y
seña, comunicara que, finalmente, los que quedan son sus últimos partidos al
frente de nuestro Barça, de su Barça. Una decisión que todos debemos respetar,
porque el genio de Santpedor se ha ganado de sobras su derecho a decidir cuándo
poner punto y seguido a esta etapa. Sí, punto y seguido, ya que estoy segura de
que, cuando su Barça lo necesite, volverá a acudir a la llamada, porque es uno
de los nuestros.
Yo siempre había confiado en que se quedaría al
menos un año más. En mi optimismo exacerbado, hice caso omiso a los
"indicios" de que se acababa su brillante etapa dirigiendo al Barça.
Para mí, que el club hubiera renunciado a la gira veraniega, que los jugadores
hubieran pegado ese arreón final por la Liga desde el descalabro de Pamplona y,
sobre todo, que se finalizara la campaña sin levantar ninguno de los dos
títulos importantes eran signos inequívocos de que Pep renovaría. No quise ver
la cruda realidad: si hubiera querido quedarse, ya habría firmado; y, sobre
todo, las decisiones sobre el futuro del club estaban siendo ejecutadas
básicamente porque ya estaba decidido su reemplazo: Tito Vilanova.
He de decir que me pareció absolutamente brutal
el dominio desde el punto de vista de la comunicación desplegado por el F.C.
Barcelona el pasado viernes. No sólo porque el mejor entrenador de nuestra
historia obtuvo el merecido reconocimiento de todos los estamentos del club
(jugadores, directivos...), sino por el golpe de efecto que supuso el
nombramiento del nuevo técnico. Desde la tarde anterior (por lo que yo pude
"pulsar" a través de las redes sociales), el desánimo cundió entre
los aficionados que ya íbamos asumiendo la marcha de Pep. Era como si con su
partida se acabara el Barça. En unas horas, cinco o seis candidatos se
postulaban para sucederlo. Para evitar más especulaciones, acabar con la
incertidumbre y demostrar, a la vez, una gran madurez deportiva (la solución,
una vez más, la buscaremos en casa), Sandro Rosell anunció el nombre del
elegido. Todos aquellos que habían afirmado que Guardiola se marchaba por la
enfermedad de su alter ego quedaron con el "culé" al aire.
¿Y ahora qué? Pues orgullo y amor propio. Eso es
lo que ha demostrado el Barça de Pep en Vallecas. Sin jugarse prácticamente
nada, salvo premios individuales, como el zamora (yo sabía que Valdés ya no
jugaba más y, además de preparar a Pinto para la final de Copa, se lo
aseguraría), o el pichichi (Messi empató al frente de la clasificación, con sus
43 goles), los jugadores entendieron que el mejor homenaje que pueden hacerle a
quien les ha llevado al triunfo en estos cuatro años es jugar al fútbol. Ni más
ni menos que seguir haciendo realidad todas esas jugadas que la mente
maravillosa de Pep ha imaginado en cada pizarra, en cada entrenamiento, en cada
partido. Su alumno más aventajado, Leo Messi, le rindió pleitesía con dos goles
y cuatro asistencias. Es decir, participó en seis de los siete tantos directa o
indirectamente. El argentino no conoce otro modo de agradecerle a su entrenador
la crucial influencia en su carrera deportiva, en la que va camino de su cuarto
Balón de Oro. La Cibeles, pues, se duerme sola esta noche.
0-1: Messi: http://www.cope.es/tiempo-de-juego/audio-gol-de-messi--rayo-vallecano-0--barcelona-1-135324
0-2: Rober
(p.p.) http://www.cope.es/tiempo-de-juego/audio-gol-de-rober-en-propia-puerta--rayo-vallecano-0--barcelona-2-135326
0-3: Keita: http://www.cope.es/tiempo-de-juego/audio-gol-de-keita--rayo-vallecano-0--barcelona-3-135328
0-4: Pedro: http://www.cope.es/tiempo-de-juego/audio-gol-de-pedro--rayo-vallecano-0--barcelona-4-135329
0-5: Thiago: http://www.cope.es/tiempo-de-juego/audio-gol-de-thiago--rayo-vallecano-0--barcelona-5-135332
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