Pasadas las fechas navideñas (aprovecho para
desear a los lectores un feliz y próspero 2013), en las que el parón liguero
nos ha dejado sin fútbol mucho tiempo (demasiado, para alguien como yo, no
"fútbol-adicta", sino "Barça-adicta"), muchos albergaban la
duda de si estas mini vacaciones servirían para cambiar la dinámica positiva
del arranque del mejor Barça de la historia o, por el contrario, el conjunto de
Tito Vilanova comenzaría a mostrarse más vulnerable y terrenal con el principio
del año natural. Sin embargo, la incógnita tardaría poco en despejarse...
Exactamente nueve minutos. Los
que tardó Xavi en anotar el primero de los cuatro goles con los que el equipo
culé "despachó" a su eterno rival, con el que apenas tuvo piedad, en
una primera media hora de ensueño. Presión constante, movimientos, verticalidad,
juego sin balón, regates imposibles... el abanico de las mejores virtudes del
Barça se desplegó para ofrecer a los asistentes un espectáculo que, hoy por
hoy, sólo puede verse en el Camp Nou.
Con la recuperación de
Fàbregas, el técnico culé repitió por primera vez alineación, el que está
considerado su once ideal. En él, Busquets, Xavi y Cesc forman el centro del
campo e Iniesta se sitúa como falso extremo, aunque en realidad los medios
creativos pueden aparecer por cualquier parte del campo, volviendo locos a los
rivales. Tan pronto Xavi remata a gol a lo Messi que Cesc se escapa por banda
como Iniesta o Busquets traza un pase de tiralíneas a lo Xavi que deja solo a
Pedro. Fútbol total. Made in La Masía.
Sin embargo, el mejor regalo
de Reyes no fue, desde mi punto de vista, el juego desplegado (de altos
quilates). Ni tampoco el golito de Messi, esta vez de penalty (sólo dos de los
veintiséis de Leo han sido desde los once metros). Ni siquiera el merecido
Balón de Oro que el argentino ganó ayer, desde mi punto de vista con todo
merecimiento, porque es el mejor (aunque una parte de nuestros corazoncitos
habría querido que fuera para Andrés Iniesta). El mejor regalo de Reyes, para
mí, fue ver a Tito Vilanova sentado en nuestro banquillo, apenas unos días después
de haber sido operado. Esa era la imagen del partido, esa es la victoria que
todos debemos festejar, por encima de los tres puntos, de que fueran ante el
eterno rival barcelonés y de que se consiguieran con un juego brillante.
Por último, una reflexión
final: los medios de comunicación llevan debatiendo sobre el Balón de Oro desde
abril. Por momentos parecía que lo iba a ganar el portugués o que Iniesta lo
merecía por su Eurocopa, pero las votaciones reflejaron que Messi lo ganó con
el doble de votos que el segundo. Por lo tanto, la controversia
"barata" la genera sólo la Central Lechera. El resto, los
futbolistas, los seleccionadores y los aficionados, por el contrario, lo tiene
tan claro como queda patente en la enorme diferencia de votos: Messi es único y
el mejor futbolista de la historia, por palmarés, regularidad, ambición y afán
de superación. Y sólo tiene 25 años.
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