REPÓKER DE CAMPEÓN

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CAMPEÓN DEL MUNDO (18-12-2011)

domingo, 20 de enero de 2013

Ciclogénesis explosiva en Anoeta



Vaya fin de semana desapacible en toda España. Lluvia, frío, nieve y viento, mucho viento. La tormenta perfecta o ciclogénesis explosiva llaman a estos fenómenos atmosféricos, que en ocasiones hasta causan víctimas. Si trasladamos la comparativa al fútbol, el pinchazo de ayer del Barça se puede explicar de la misma manera: una tormenta perfecta, un cúmulo de circunstancias, se dieron para, por enésima vez, hincar la rodilla en Anoeta. La tercera vez consecutiva que pincha allí, la segunda remontada con dos tantos de diferencia de margen.

Se iniciaba la segunda vuelta y ya se han perdido más puntos que en la primera... Y ocurrió por varias razones: porque cada racha de victorias, estadísticamente, acerca más la derrota; por la acumulación de elogios; por la semana extraña, en la que se habló más de lo extrafutbolístico que nunca (empate ante el Málaga, no renovación de Valdés, Guardiola al Bayern)... Pero, sobre todo, por una incomprensible relajación cuando el partido parecía sentenciado, con 0-2, al borde del descanso.

Lejos de servir de toque de atención para estar más concentrados, el 1-2 casi al final del primer tiempo espoleó a los locales, que le pusieron más garra, más agresividad y más intensidad que los hombres de Tito. Undiano Mallenco se unió a la fiesta y expulsó a Piqué de forma excesivamente rigurosa (una falta, una amarilla, la anterior la vio por obstaculizar un saque de falta). Los arbitrajes de Undiano en los últimos años dan que hablar en Barcelona. No sólo fue que dejara al equipo con diez hombres: se señalaron fueras de juego que no eran, los jugadores realistas entraban con más dureza que los culés... Y se iban de rositas. Igual siguen surtiendo efecto los lloriqueos de Di María la semana pasada. O a lo mejor hay que darle emoción al campeonato. Ahí lo dejo.

Obviamente, no sólo Undiano fue factor de peso: el Barça colaboró yéndose del encuentro en la segunda parte. Un autogol de Mascherano y un cante final del argentino y Puyol propiciaron la remontada local, llevando la locura al estadio de Anoeta. El tropiezo debe servir para corroborar que, cuando no corre, este equipo no sólo es "humano", sino bastante vulnerable, ya que las virtudes del sistema se convierten en defectos si la presión no va, si los jugadores se descolocan, si el balón no circula a la velocidad adecuada.

No hay que darle más vueltas: se acabó la imbatibilidad liguera, pero sigue habiendo muchos retos por delante y la situación continúa siendo inmejorable. El jueves este equipo juega su primera final del año en Málaga. Seguro que los jugadores querrán dedicarle el pase a su entrenador, que estará de nuevo ausente porque ha de viajar a Nueva York para iniciar el tratamiento de su enfermedad. Hay que seguir confiando en ellos: no se han vuelto malos de la noche a la mañana.


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