Vaya fin de semana desapacible en toda España.
Lluvia, frío, nieve y viento, mucho viento. La tormenta perfecta o ciclogénesis
explosiva llaman a estos fenómenos atmosféricos, que en ocasiones hasta causan
víctimas. Si trasladamos la comparativa al fútbol, el pinchazo de ayer del
Barça se puede explicar de la misma manera: una tormenta perfecta, un cúmulo de
circunstancias, se dieron para, por enésima vez, hincar la rodilla en Anoeta.
La tercera vez consecutiva que pincha allí, la segunda remontada con dos tantos
de diferencia de margen.
Se iniciaba la segunda vuelta
y ya se han perdido más puntos que en la primera... Y ocurrió por varias
razones: porque cada racha de victorias, estadísticamente, acerca más la
derrota; por la acumulación de elogios; por la semana extraña, en la que se habló
más de lo extrafutbolístico que nunca (empate ante el Málaga, no renovación de
Valdés, Guardiola al Bayern)... Pero, sobre todo, por una incomprensible
relajación cuando el partido parecía sentenciado, con 0-2, al borde del
descanso.
Lejos de servir de toque de
atención para estar más concentrados, el 1-2 casi al final del primer tiempo
espoleó a los locales, que le pusieron más garra, más agresividad y más
intensidad que los hombres de Tito. Undiano Mallenco se unió a la fiesta y
expulsó a Piqué de forma excesivamente rigurosa (una falta, una amarilla, la
anterior la vio por obstaculizar un saque de falta). Los arbitrajes de Undiano
en los últimos años dan que hablar en Barcelona. No sólo fue que dejara al
equipo con diez hombres: se señalaron fueras de juego que no eran, los
jugadores realistas entraban con más dureza que los culés... Y se iban de
rositas. Igual siguen surtiendo efecto los lloriqueos de Di María la semana
pasada. O a lo mejor hay que darle emoción al campeonato. Ahí lo dejo.
Obviamente, no sólo Undiano
fue factor de peso: el Barça colaboró yéndose del encuentro en la segunda
parte. Un autogol de Mascherano y un cante final del argentino y Puyol
propiciaron la remontada local, llevando la locura al estadio de Anoeta. El
tropiezo debe servir para corroborar que, cuando no corre, este equipo no sólo
es "humano", sino bastante vulnerable, ya que las virtudes del
sistema se convierten en defectos si la presión no va, si los jugadores se
descolocan, si el balón no circula a la velocidad adecuada.
No hay que darle más vueltas:
se acabó la imbatibilidad liguera, pero sigue habiendo muchos retos por delante
y la situación continúa siendo inmejorable. El jueves este equipo juega su
primera final del año en Málaga. Seguro que los jugadores querrán dedicarle el
pase a su entrenador, que estará de nuevo ausente porque ha de viajar a Nueva
York para iniciar el tratamiento de su enfermedad. Hay que seguir confiando en
ellos: no se han vuelto malos de la noche a la mañana.
2-2: Mascherano (p.p.): http://vod.cope.es/audio/2013/01/19/audio_13586199193598375092.mp3
3-2: Aguirretxe: http://vod.cope.es/audio/2013/01/19/audio_13586216016245215106.mp3
No hay comentarios:
Publicar un comentario