REPÓKER DE CAMPEÓN

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CAMPEÓN DEL MUNDO (18-12-2011)

domingo, 23 de octubre de 2011

Orgullosa... del Barça

Pinchazo y pérdida de liderato. Duele, para qué lo vamos a negar. Pero cuando se intenta de todas las maneras posibles, cuando los rivales nos ven llegar por tierra, mar y aire, y la pelota no quiere entrar, o el guardameta rival hace el partido de su vida, no se puede más que dar la mano al contrario, felicitarlo y pasar a otra cosa. No en vano, Valdés, si sabrá él lo que es la vida del portero, escuchó el pitido final y se cruzó el campo para felicitar a su homónimo sevillista, Javi Varas, que se consagró anoche en una de los mejores sitios para hacerlo: el Camp Nou.

En noches como hoy hay que estar más orgullosa que nunca del equipo. Por la garra, por la intensidad desde el primer minuto, por el esfuerzo físico, por la generosidad en la presión. Y, especialmente, hay que resaltar a Messi, otra vez a Leo. Quizás el de esta noche ha sido su peor partido de la temporada. Pero hay que tener un par de agallas para tomar la responsabilidad de lanzar una pena máxima en el descuento, con 0-0, después de dos partidos en los que no te sale nada, y tras tener que esperar tres minutos para tirarlo. Tres eternos minutos, en los que se te pasan por la cabeza infinidad de dudas. ¿Por dónde? ¿Y si la rompo? ¿Y si la coloco? ¿A la izquierda? ¿A la derecha? Y más sabiendo cómo estaba Varas esta noche... El público, consciente de la cantidad de puntos que nos ha dado Leo en otras ocasiones, aclamó al argentino como si el balón hubiera ido a la escuadra.

Odio que mis intuiciones se hagan realidad, pero justo a la media hora de la segunda parte, lo vi claro: ni aun pitándonos un penalty (el primero de la temporada en Liga, dicho sea de paso), tal y como estaba el portero sevillista, ganaríamos el partido. Y así lo manifesté ante quienes veían en ese momento el encuentro conmigo. Más factible veía que fuera un propio jugador hispalense el que batiera a Varas de cualquier rebote, porque se vislumbraba que el ataque culé estaba negado.

El Sevilla demostró haber aprendido la lección de años precedentes y no perdió en ningún momento el orden táctico. Cerró los espacios por banda e incrementó la vigilancia por el centro. Cáceres y Escudé achicaron balones por doquier, Medel se multiplicó en tareas defensivas, y el resto, como ya es sabido, lo hizo Varas. Como contrapartida, prácticamente no inquietó a Valdés. El esfuerzo fue solidario en todos los integrantes del plantel sevillista, hasta el punto de que se vio más a Navas en su área que en la contraria. De hecho, el propio Jesús, al final del encuentro, renunció a una clara contra y optó por ir al córner a perder tiempo, quizás falto de energías por el sobreesfuerzo realizado.

Desde mi punto de vista, fue un partidazo. Cada uno con un libreto de fútbol diferente: el Barça puso el fútbol y el Sevilla se defendió con uñas y dientes. Lo único que lo manchó al final fue la tangana de Kanouté y Cesc. No sé qué le pudo pasar por la cabeza al malí, jugador intachable, para agredir al de Arenys. Fernando Navarro también sería expulsado posteriormente. Desde mi punto de vista, el Sevilla no mereció quedar con nueve. Fue un broche feo a un espectáculo futbolístico de primer nivel.

A pesar de perder el liderato, no bajes la cabeza, culé. Esto acaba de empezar y nadie dijo que fuera fácil. Hay que estar orgullosos de este equipo, por su comportamiento no sólo cuando se gana 8-0, sino cuando, como hoy, no sale nada. Prefiero mil veces un empate así, intentándolo todo hasta el final, aunque se escapen dos puntos del Camp Nou, que empates como el de Anoeta, donde hubo cierta falta de actitud en la segunda mitad. No hay tiempo para lamentarse: hay que levantarse y seguir. Queda un mundo y será apasionante.

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