REPÓKER DE CAMPEÓN

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CAMPEÓN DEL MUNDO (18-12-2011)

jueves, 30 de mayo de 2013

El valor de tener valores


Hoy se nos va del Barça un grande, una parte del mejor Barça de la historia. Nos ha dicho "hasta luego" un luchador, un jabato, un ejemplo para todos, como persona y como deportista. Hoy, 30 de mayo de 2013, Eric Abidal ha confirmado lo que era un "secreto a voces": el club decide no renovar su contrato, que expira justo dentro de un mes. Según él mismo, Abi se sentía con fuerzas para seguir: ha peleado para volver a disputar minutos y no se piensa retirar ahora. El club, en cambio, piensa de de otra manera. El francés, caballero, no quiere echar más leña al fuego: se reconoce desencantado, porque se ha cansado de esperar una propuesta deportiva y le ha llegado una administrativa. Demasiada limosna para un hombre de acción como él, acostumbrado a las emociones fuertes.
Evidentemente, la posición del F.C. Barcelona es, hasta cierto punto, entendible: el jugador tiene 33 años y todos sabemos por lo que ha pasado. Sin embargo, las formas no han sido las adecuadas. En primer lugar, por el cambio radical de postura: del "Abidal renovará cuando juegue un partido, el contrato está redactado" de Bartomeu en diciembre a la negativa actual, el giro es, cuando menos, de 180º. ¿Por qué? Pues simple y llanamente, me da la impresión de que en el club nadie pensaba que el bueno de Abi volvería a vestirse de corto: subestimaron la fortaleza del francés, su empecinamiento en volver a jugar. Y cuando recibió el alta médica y deportiva, evidentemente, se convirtieron en esclavos de sus palabras...
En segundo lugar, la segunda torpeza, falta de tacto o sensibilidad con el jugador se produce cuando éste, que ha escuchado como todo el mundo aquellas declaraciones de Bartomeu, espera día tras otro esa llamada para firmar... Y no se produce. Si no vas a contar con él, díselo a la cara y cuanto antes. Sé honesto con él. Es lo mínimo que se merece. No esperes hasta diez días antes de que acabe el campeonato. Dice Zubizarreta que la decisión de no renovarlo es "de las que pesan al ir a dormir". Evidentemente: más de uno en la directiva debería tener pesadillas con el papel desempeñado. No puede ser que se tengan 70 millones para fichar a una joven promesa brasileña y se escatimen unos cuantos para premiar el sacrificio de un ser humano, símbolo de un club con un presupuesto de más de 500 millones de euros y que presume del valor de tener valores...
Finalmente, el caso de Eric Abidal se suma a la no renovación de Pep el año pasado, de Valdés este año, el caso Puyol (mañana hablará tras un largo silencio, suponemos que sobre lo sucedido con su operación secreta), el misterioso caso de canteranos con los que no se cuenta (Muniesa) o que se renuevan para cederlos (Rafinha, Deulofeu). Mucho está cambiando este Barça. Y, obviamente, no es para bien. Queda poco del legado de los predecesores, aquellos que con tanto esfuerzo construyeron el mejor Barça de la historia, el de UNICEF y el Més que un club. Hoy por hoy, un club más...

lunes, 13 de mayo de 2013

Remontada de CAMPEÓN



Con cuatro jornadas de antelación, con un dominio aplastante desde agosto hasta mayo, ningún líder lo había sido tanto, de cabo a rabo. Con 91 puntos, 9 por disputar (se alcanzaría el récord de 100, aunque si no se llega a conseguirlo, el título vale lo mismo), el F.C Barcelona es el merecidísimo campeón de la Liga BBVA 2012/2013. Un campeón sólido, sin fisuras, que realizó una primera vuelta casi perfecta, poniendo sin duda los cimientos de la victoria final. A pesar de que el camino ha sido largo y ha estado repleto de espinas, la plantilla supo apretar los dientes en los momentos duros y sacar la situación adelante con la solvencia del que sabe que es el mejor.

El empate del segundo clasificado en Cornellà-El Prat en la noche del sábado dejó sin valor el partidazo de ayer por la tarde. Todo un Atleti-Barça que, con alguno de los dos jugándose algo (o los dos), siempre ha sido un gran espectáculo para el aficionado y que se presentó descafeinado porque no había nada en juego. Los colchoneros cumplieron con el manual del deportista e hicieron el pasillo a los ya campeones, y en el mismo ambiente fraternal (tener un enemigo común suele unir bastante) discurrieron los noventa minutos. Tanto es así que hasta la segunda mitad no hubo goles: Falcao llevó la alegría y la euforia a los locales; y Alexis y Gabi en propia puerta, previo disparo de Villa, sellaron la enésima remontada culé. Antes, Messi había abandonado el campo con los tres cambios agotados, al resentirse de sus problemas físicos en el bíceps femoral, por lo que el Barça remontó con diez. La temporada parece que se acabó para el crack argentino, que no podrá superar su medio centenar de goles del año pasado.

Por encima de esos 91 puntos (o los que se puedan sumar de aquí al final), por encima del título, por encima de todo, hay dos ganadores este año: Tito Vilanova y Eric Abidal. Dos ejemplos de superación, dos cracks, dos campeones de la vida, a quienes todos sus compañeros han dedicado la victoria final. El club demostró carácter y paciencia en ambos casos: a pesar de que la ausencia del entrenador provocó una zozobra en enero-febrero, Rossell se mantuvo firme en afirmar que, a pesar de que se perdiera todo lo que había en juego, el técnico continuaría al frente del equipo y se le esperaría lo que hiciera falta. Al final se ganó el mejor título: la recuperación de ambos.

A partir de ahora, a disfrutar del campeonato, y a planificar la próxima temporada, que se presenta movidita en el vestuario. Zubizarreta debe resolver varios casos complicados: Valdés y su posible salida ya este verano; Abidal y su renovación (o no); el "caso" Puyol (no se sabe nada del capitán desde que se operó); o el análisis del rendimiento de jugadores que, en mi opinión, no han dado todo el rendimiento que se esperaba de ellos, como Pedro, Villa o Cesc. Varias patatas calientes que determinarán las altas y las bajas y condicionarán los posibles fichajes.

La prensa catalana ya lleva varias semanas lanzando nombres futuribles: el sempiterno Neymar, Hummels, Isco, Reus, Gundogan... ¿Revolución? Yo pediría, más bien, evolución. Desde mi punto de vista, hay dos formas de reactivar un equipo: haciendo cambios drásticos (seis o siete jugadores por otros seis o siete); o complementando lo que ya tienes con jugadores de calidad que aprieten las tuercas a los titulares, que haga que no se acomoden. Yo apostaría por esto último y, sobre todo, por una plantilla más amplia que la de las últimas temporadas, ya que la base de este Barça lleva encima más de 80 partidos por año desde 2008 y es necesario dosificarla más, para que no lleguen tan justos al final de año como sucedió en esta campaña.

lunes, 6 de mayo de 2013

Messi evita el canguelo




Han sido unos días difíciles, convulsos para el barcelonista. Acostumbrados a las mieles del éxito, a muchos nos ha costado asimilar que este equipo de leyenda haya mordido el polvo ante el Bayern de Munich... Y de qué manera. Un aplastante parcial de 7-0, un jarrazo de agua fría que no dio opción a remontada alguna, que nos deja fuera de Wembley, de nuestro Wembley. Al menos nos queda el consuelo de que nuestro templo no será profanado por el máximo rival, que también sucumbió ante otros alemanes, menos efectivos, menos arrolladores, pero en la final también.

Por ello era tan importante recuperar sensaciones cuanto antes, tratar de acabar con las voces que hablan de revolución, de cambios drásticos, de derribar un estilo que nos ha llevado a la excelencia y que, bien aplicado, nos seguirá conduciendo a la admiración del mundo futbolístico. Únicamente se trata de tocar las teclas concretas, dos o tres, para volver a ser competitivos. En mi opinión, modesta, como la tuya, que me lees con más o menos frecuencia, hacen falta retoques, pero quienes llevan semejantes números en los últimos años no se olvidan de jugar de la noche a la mañana.

Tiempo habrá de analizar el futuro. Detengámonos en el presente y en el pasado inmediato, el de ayer. Muy pronto se volvió a poner la cosa cuesta arriba: minuto 1, falta de entendimiento defensivo y gol de Pabón. Viejos fantasmas, también con el Betis como protagonista (en la Liga 2006/2007, un tanto de Sobis nos quitó el liderato y, a la postre, el título) revivían en el "soci". Y eso que Alexis empató pronto (minuto 9), y que un desafortunado David Villa falló hasta tres clamorosas ocasiones que podrían haber supuesto ventaja amplia en el marcador. El público, impaciente y nervioso, se lo recriminó con pitos. La desesperación cundió cuando, antes del descanso, Rubén Pérez se sacó un zambombazo desde fuera del área a la escuadra de Pinto, que nada pudo hacer por detenerlo.

Fueron quince largos minutos. Un cuarto de hora de cábalas, de ponerse en lo peor. Y lo peor era dejar escapar esos 11 puntos: con la derrota, el Barça se situaba a 8 puntos, que este miércoles podrían haber sido 5, ya que el segundo adelanta su partido por la final de Copa; y, encima, los inmediatos perseguidores juegan el sábado, antes que el Barça, por lo que el conjunto de Vilanova podría haber saltado al Vicente Calderón con sólo dos puntos de ventaja sobre el segundo.

Afortunadamente, hay alguien en este equipo que se encarga de tachar el condicional como tiempo verbal: para Messi no existen hipótesis, sino hechos. Fue suficiente verlo calentar en la banda para que cundiera el nerviosismo entre los béticos. Y cuando se preparaba para entrar, Villa, al que sustituyó, lograba el empate, por fin, de cabezazo ante Adrián a centro de Alves. Posteriormente, Leo se sacó una genialidad tras otra: golazo de falta directa; otro libre directo a la cruceta; y una jugada imposible con otro mago, Andrés Iniesta, cuyo taconazo hacia Alexis es para verlo repetido eternamente. 4-2 y tres puntos a la buchaca, que dejan la Liga a tan sólo dos.

¡Cómo cambiaron las cuentas de la lechera en apenas media hora! De tener al segundo a dos puntos, a quizás cantar el alirón el miércoles. Para ello, Manuel Pellegrini debe ejecutar su "venganza" en el Bernabéu ante Florentino y evitar una victoria blanca. Sería una forma extraña de ganar la Liga, pero, tal y como ha ido el año, lo mejor que le puede pasar al equipo es zanjarla cuanto antes. Y, si no, dependeremos de nosotros mismos el domingo, ante el Atleti.

jueves, 25 de abril de 2013

Desastre en Munich



Después de varios partidos sin poder escribir sobre el Barça, tenía marcado el día de hoy, en que dispongo de más tiempo para hacerlo. En mi mente había imaginado miles de crónicas, de titulares, de encuentros disputados, siempre con la mejor imagen posible de mi equipo. Era consciente de la superioridad del Bayern de Munich, todopoderoso conjunto alemán, campeón hace varias jornadas, que venía goleando a todo el que se encontrara. Y creía que hasta nos beneficiaba no ser favoritos, desprendernos de esa presión del que tiene que ganar por activa o por pasiva. En ningún caso pensé que el resultado sería de 4-0, jamás imaginé semejante hecatombe. Si me lo llegan a decir de antemano, no me lo habría creído Pero, visto el encuentro, el resultado es hasta corto...

Y lo es porque el Barça no fue el Barça de siempre. Se trató de un equipo similar al que pudimos ver en Milán o en la vuelta ante el PSG en el Camp Nou. Físicamente lastrado, exhausto, psicológicamente inseguro, plano de ideas y tácticamente previsible. Había dicho Heynckes que no necesitaba el asesoramiento de nadie para vencer al conjunto de Tito Vilanova. Y lo demostró de sobras. Sus premisas fueron claras: presionar con la misma agresividad que otrora lo hacían los culés, ayudarse en banda ante cualquier intento de desequilibrio (el trabajo de Robben y Ribery fue brutal en su ayuda a los laterales fue encomiable), enjaular a los creativos (Messi, Xavi, Iniesta) y aprovechar cualquier pérdida para salir como flechas y acechar a Valdés. Y sus jugadores ejecutaron el plan a la perfección, devolviendo ese 4-0 de hace unos años, cuando el Barça de Guardiola, que se sentará en la banqueta alemana a partir del 1 de julio, empezaba a escribir su propia historia, su maravillosa historia futbolística.

¿Qué ha cambiado desde entonces hasta ahora? Básicamente, el Barça. Se trata de un conjunto más previsible, más estirado en el campo, con las líneas menos juntas, con varios años más en jugadores como Xavi o Puyol, con varias bajas importantes (que no deben ser excusa, porque la final del Roma se ganó sin centrales igualmente, pero que ponen de manifiesto la pésima planificación deportiva) y, sobre todo, con menos agresividad en el juego sin balón, en la presión para recuperar la pelota cuando se pierde. En un sistema pensado para Messi, si el crack argentino no está o no se encuentra a su nivel (salía de una maldita lesión), se nota. Igual en la Liga BBVA se pueden poner parches, pero cuando te toca un equipo de verdad, salen a relucir las carencias.

La trayectoria de este Barça en Champions tampoco invitaba mucho al optimismo en Alemania. Un equipo que aspira a levantar el trofeo en Wembley (nuestro Wembley, qué lejos queda) no puede pasarse noventa minutos sin tirar a puerta. Un equipo que aspira a ser campeón no puede basarse únicamente en los partidos de casa: las eliminatorias son a doble encuentro, a 180 minutos, y no siempre se puede recuperar en la vuelta el desastre de la ida. Sonó la flauta ante el Milán, no se aprendió la lección ante el PSG y a punto estuvo de caer, y en Munich salieron a relucir todas las carencias que los pases de ronda tapaban.

Otro aspecto que hay que destacar es la evidente pérdida de peso de la directiva ante la UEFA. Ojo, no estoy reconociendo que antes nos beneficiaran, pero que en tres eliminatorias seguidas se hayan producido los errores clamorosos que lleva padeciendo el equipo por parte de los colegiados da que pensar. No quiero que me beneficien, pero tampoco que me perjudiquen. La mano de Boateng, el fuera de juego de Ibra, la falta de Dante en el 1-0 a Alves, el gol en fuera de juego de Müller, la falta brutal a Jordi Alba antes del 3-0 de Robben... con cinco árbitros en el campo incita a reflexionar, entre otras cosas, sobre si son necesarios tantos ojos para que todos fallen lo mismo...

¿Y ahora qué? ¿Se acaba un ciclo? Obviamente, con la Liga casi en el bolsillo, la temporada sigue siendo buena (ya me hubiera gustado a mí que se acabaran todos nuestros ciclos con Ligas en el bolsillo y no sextos en la clasificación...). Nadie dice que siempre se tenga que ganar todo. Lo que sí se pide es que se compita hasta el final. La desazón que siente el culé no es por la derrota 4-0, sino por la imagen del equipo. El pasado año se perdió ante el Chelsea, pero se tuvieron 30 ocasiones de gol, un penalty marrado, varios tiros a los postes... Paradójicamente, el equipo puede ser campeón este fin de semana de una merecidísima Liga, conseguida a pulso, a base de superar dificultades, entre ellas la ausencia por enfermedad de nuestro entrenador. La sensación es que no se da importancia a este título por dos motivos: porque la distancia es grande con el segundo desde hace tiempo (hace que parezca "habitual" que se gana esta Liga, nada novedoso), y porque no la ganan en la capital. Somos nosotros los que tenemos que reconocer el esfuerzo que supone, porque es la competición de la regularidad, la que te mide cada semana. Y ahí nuestros jugadores han estado sobresalientes.


sábado, 13 de abril de 2013

La cólera de Aquiles



"Canta, oh musa, la cólera del pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves —se cumplía la voluntad de Zeus—desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles.". Así comienza la Ilíada de Homero, el poeta griego que nos dejó por escrito las peripecias de este héroe clásico, protagonista de la guerra de Troya, que adquirió fama inmortal por sus victorias en numerosas batallas, sembrando el terror entre sus enemigos. El mérito de pelida residía no sólo en su valentía y en su fortaleza, sino en el ánimo que su sola presencia desanimaba a las tropas rivales y mantenía alta la euforia entre las propias.

Lo mismo puede decirse de Leo Messi y el F.C. Barcelona. Mermado, timorato, casi cojeando y dosificándose, bastó media hora del crack argentino sobre el campo para cambiar el signo de la eliminatoria ante el PSG, que se había puesto muy cuesta arriba. Antes de su concurso, el Barça era incapaz de crear no ya ocasiones, sino fútbol alguno. Llegó alarmantemente justo de efectivos a la vuelta de la eliminatoria, tanto en defensa como en ataque. Es cierto que en la delantera sólo faltaba Messi, pero se puede afirmar que el argentino es al menos el 80% del poder ofensivo del equipo. Sus compañeros pueden camuflar un día su ausencia, pero Leo es tan determinante que al final si no está todo es más fácil para los contrarios.

Pero sería injusto señalar únicamente a Messi como el artífice del pase. Antes, dos jugadores sostuvieron al equipo, mantuvieron sus opciones hasta el tramo final de encuentro: Andrés Iniesta y Víctor Valdés. El manchego puso la magia en casi todas sus acciones, aunque muchas veces se topó con la defensa parisina en el último pase. El cancerbero, por el contrario, fue una pesadilla para los delanteros rivales. Cuajó una excelente actuación y sacó balones imposibles, que permitieron que el marcador no fuera insuperable.

Por el contrario, hubo otros integrantes de la plantilla que no tuvieron su día: Xavi estuvo perdido; Busquets, inusualmente desbordado; Pedro, desaparecido (hasta el gol); Cesc Fàbregas casi no participó; Villa fue un islote arriba, muy desasistido; Adriano volvió a lesionarse y tuvo que ser sustituido por Bartra, que sin embargo sí dio la talla en el centro de la defensa cuando el PSG apretó al final.

El conjunto francés, hecho a base de talonario, cuajó un gran partido, fue valiente, presionó las líneas culés y generó peligro a la contra. Sin embargo, desde que Messi saltó al campo, pareció venirse abajo, colapsado, nervioso, olvidándose del buen hacer previo. Y eso que el argentino únicamente se empleó a fondo en un par de jugadas hasta el gol, que generó él mismo con un pase interior a  Villa, que dejó a Pedro y el canario fusiló. Conexión MVP para sellar el pase a semis, con sufrimiento, nervios y dudas, pero es la sexta vez consecutiva, récord absoluto de este equipo.

El próximo escollo en Europa será el todopoderoso Bayern de Munich alemán, campeón de la Bundesliga a falta de seis jornadas, un equipo absolutamente brillante y compacto que, para más inri, disfrutará de la dirección de Pep Guardiola el próximo año. Por primera vez creo que el Barça no es favorito, pero también pienso que el equipo se puede quitar presión de encima deshaciéndose de ese cartel. La eliminatoria será complicada, muy complicada, pero estoy convencida de que nuestros jugadores lo darán todo por volver a Wembley.


lunes, 8 de abril de 2013

Una mano por la vida



Lo más destacado del partido que disputaron el F.C. Barcelona y el Mallorca podría haber sido el primer hat-trick de Cesc con el conjunto blaugrana. O el doblete de Alexis Sánchez, que además asistió a Fàbregas en alguno de los suyos. Sin embargo, lo más importante de todo, más allá de los tres puntos, más allá de cualquier título, es el triunfo de la vida: la vuelta al banquillo del Camp Nou de Tito Vilanova y al equipo de Eric Abidal.

Cuando el francés saltó al campo, todo lo demás quedó en un segundo plano. No era para menos: Abi ha levantado su mejor trofeo, goleando a la enfermedad y saliendo adelante con un tremendo espíritu de sacrificio y superación. Hace apenas un año se le trasplantó el hígado de su primo, al que dedicó su vuelta con una camiseta. Éramos muchos los que confiábamos en su fortaleza, en su buen ánimo, en que volvería a salir adelante; pero éramos pocos los que pensábamos que volvería a calentar por la banda del Estadi, que volvería a saltar al terreno de juego en competición oficial. De ahí que, cuando llegó el momento, el Camp Nou entero, palco incluido, se pusiera en pie para rendirle merecido homenaje.

El resto, como ya dije, quedó en un segundo plano, pero fueron también buenas noticias. Pinto, que defendía por cuarto partido consecutivo la portería por la sanción de Valdés, dejó su portería a cero. La defensa, integrada por Alves, Piqué, Bartra y Montoya, rindió a un buen nivel, especialmente la pareja de centrales. El centro del campo, con Song y Thiago también estuvo a la altura. Y en la delantera, Tello, que cumplía medio centenar de participaciones con el primer equipo, fue un puñal por su banda, escudado en por los dos goleadores de la noche.

A Alexis y Cesc les vino bien, paradójicamente, la ausencia de Messi. Fàbregas porque ocupó su posición ideal, la de falso nueve, donde se topa cada domingo y cada miércoles con el mejor del mundo. Y el chileno porque, cuando está Leo, se obsesiona con pasarle siempre el balón, aunque muchas veces tenga otras opciones claras y posiblemente mejores. Sin el argentino, hizo su juego, estuvo en el momento exacto y potenció más sus cualidades. Es importante que ambos, Cesc y Alexis, Alexis y Cesc, recuperen protagonismo y la competencia por un puesto se incremente. Llega el momento decisivo de la temporada y resulta crucial tener a toda la plantilla implicada y a punto.

Con la Liga a sólo cuatro partidos, hagan lo que hagan los demás, el miércoles el Barça se juega el pase a las semifinales de la Champions. Con la duda de Messi, con varias interrogantes en la defensa, pero con el espíritu y el estilo de siempre, y a buen seguro que con la afición empujando, debe hacer valer el 2-2 de la ida, aunque la empresa no será fácil. En juego, estar entre los cuatro mejores de Europa. Casi ná.

jueves, 4 de abril de 2013

Un golpe de (mala) suerte



El F.C. Barcelona volvió a la Champions, a la máxima competición continental, con la sensación de quien tiene una segunda oportunidad. El pésimo resultado de San Siro, que obligó a una remontada histórica y sufrida en el Camp Nou, suponía que había que aprender de los errores pasados, a tratar de hacer los deberes en la ida para no afrontar de nuevo una vuelta agónica. Y durante gran parte del encuentro así pareció. El conjunto de Tito Vilanova, que se volvió a sentar en nuestro banquillo (eso sí que es otra oportunidad de la vida), sabía lo que tenía que hacer: tratar de marcar fuera de casa y llevarse para Barcelona algo de ventaja que administrar la semana que viene.

A pesar de la salida en tromba del PSG, el Barça se hizo pronto con el mando del encuentro. Los franceses, espoleados por el ambiente de la grada, salían a la contra con peligro, sobre todo con las llegadas de Lavezzi, que generó la mayoría de las ocasiones, incluyendo una jugada al palo. Sin embargo, serían los culés los que golpearían primero, con una magistral asistencia de Alves desde el centro del campo a Leo Messi que el argentino convirtió en su octavo gol en Champions. El crack aprovechó los momentos de desconcierto para tratar de anotar el segundo, con un típico slalom desde la banda con tiro final ajustado a la escuadra, pero se le marchó.

Ahí comenzaron las malas noticias para el Barça, porque en esa jugada el 10 sintió un pinchazo en el bíceps femoral que encendió las alarmas en el banquillo y congeló la sangre de la afición culé que seguía el encuentro, tanto en el campo como en la televisión. Aguantó hasta el descanso, pero pidió que no le pasaran ni un balón y se pegó a la banda sin apenas forzar. En el segundo tiempo, lo sustituyó Cesc Fàbregas.
La segunda mitad, el Barça dispuso de varias ocasiones, en especial creadas por la movilidad de Alexis Sánchez, que generaba continuos espacios a sus compañeros, aunque luego volvió a fallar a la hora de definir. Como suele suceder, quien perdona lo acaba pagando, y cuando más controlado parecía el juego y más inofensivo el PSG, se sucedieron varias desgracias que volvieron loco el partido a partir del minuto 80. En un córner local, Jordi Alba y Mascherano chocaron y tuvieron que ser atendidos. Stark, por desconocer el reglamento o negarse a aplicarlo, obligó a los dos a salir del campo, cuando la normativa dice que dos jugadores que han chocado del mismo equipo no pueden salir a la vez, se tiene que interrumpir el juego hasta que se recuperen, como si del portero se tratara. Acto seguido, una falta de Villa que no fue, el saque con Alba y Masche aún protestando y descentrados y un gol de Ibra en fuera de juego por dos metros...

Afortunadamente, no todo fueron malas noticias. Un penalty tan claro como absurdo del portero del PSG (Alexis ya perdía el balón) provocó el segundo del Barça, de Xavi, que parecía definitivo... Hasta que en otra jugada desgraciada, Bartra, que sustituyó al "Jefecito", lesionado para seis semanas, desvió un disparo de Matuidi y Valdés no pudo hacer nada por evitar el empate a dos en el último minuto del descuento.

El resultado, muy bueno. Las sensaciones, no tanto. Por la forma en que se produjo el empate, por el parte de guerra, que deja la defensa en cuadro para la vuelta, y, sobre todo, por la duda de Messi para dicho encuentro de vuelta. Finalmente, el argentino tiene para menos tiempo del que se estimaba en un principio, pero aun así su presencia en el Camp Nou la semana que viene está complicada. Eso sí: esperemos que el equipo saque adelante la eliminatoria al menos para dar a Leo la oportunidad de estar en semifinales.