REPÓKER DE CAMPEÓN

REPÓKER DE CAMPEÓN
CAMPEÓN DEL MUNDO (18-12-2011)

lunes, 28 de enero de 2013

Encomendados al Messías



Una victoria más, un partido menos... Y una nueva exhibición de Messi. Si por la mañana la estrella del eterno rival acechaba su pichichi con un hat-trick, apenas unas horas más tarde Leo convertía un póker que volvía a poner tierra de por medio y elevaba su cifra actual de tantos a 33. Sólo un dato: el mejor Ronaldo, el que jugó en el Barça de Robson y Mourinho, fue máximo goleador en 1997 con 34 goles, uno menos que Messi a estas alturas, cuando queda prácticamente toda la segunda vuelta. Si el argentino anotara un gol por partido de aquí al final igualaría los cincuenta que hizo el año pasado. Teniendo en cuenta que casi nunca marca de uno en uno, no parece descabellado pensar que pulverizará ese medio centenar de tantos.

La resistencia navarra en el Camp Nou duró apenas media hora: lo que tardó Arribas en autoexpulsarse por dos acciones infantiles (dos manos) en apenas diez minutos, la segunda de ellas dentro del área. Antes de ese penalty que supuso el 2-1, Messi había conseguido el 1-0 destapando el tarro de las esencias: sin tocar el balón, regateando con la mirada, tumbó al guardameta de Osasuna y acompañó al esférico hasta cruzar la línea de gol. El conjunto de Mendilíbar incluso logró empatar, en una jugada aislada, en la que Raoul Loe cazó un rechace en la frontal y la ajustó al palo de un Valdés que fue ovacionado y animado a lo largo de todo el partido.

Entre la inferioridad numérica y el despertar del Barça, que se había llevado un susto con el empate, el partido se acabó: Osasuna dejó espacios bien aprovechados en todo momento por los delanteros culés para desbordar una y otra vez. Con y sin balón, al espacio, la pelota circuló a gran velocidad, lo que provocó que uno de los mejores del encuentro fuera el guardameta visitante, Andrés Fernández.

Además de la victoria, que con la derrota del Atleti sirve para situar de nuevo la distancia con el segundo en once puntos, me quedo con varias notas positivas. En primer lugar, el partidazo de Dani Alves: el brasileño vuelve a alcanzar su mejor nivel, desbordando, ofreciéndose, asistiendo a sus compañeros, defendiendo mejor. En segundo lugar, la aportación goleadora de Pedro, que continúa su idilio con el gol por tercer encuentro consecutivo: el canario hasta ahora trabajaba como el que más, se fajaba en defensa y en ataque, pero no estaba teniendo fortuna a la hora de definir; en cambio, en los últimos tiempos está viendo puerta, lo que sin duda aumenta su confianza de cara a los próximos compromisos.

Por último y relacionado con las buenas noticias, la titularidad de Villa y que el Guaje jugara el partido completo. Tenía ganas de verlo de nuevo en el once, pero no en una alineación repleta de chavales como en Copa, sino en un once rodeado de jugadores de primer nivel. Y la verdad es que el asturiano, como no podía ser de otro modo, no defraudó: no marcó, pero abrió continuos espacios con sus desmarques y generó la mayoría de los goles de Messi arrastrando defensas y asistiendo al argentino. Muy difícil va a tener Jordi Roura elegir a los tres delanteros para el próximo miércoles.

Porque, en efecto, pasado mañana vuelve la Copa. Y lo hace con un Clásico, ante el eterno rival, en su campo. Si en la primera vuelta Vilanova improvisaba una línea de cuatro atrás ante las numerosas bajas, en esta ocasión es en la Castellana donde tienen los problemas en la zaga. En cualquier caso, el Barça debe hacer su papel y preocuparse de sí mismo. Si consigue abstraerse del clima de euforia, tendrá mucho ganado.


viernes, 25 de enero de 2013

Entre magos anda el juego



Partidazo por todo lo alto en La Rosaleda. Como dos equipos Champions que son, Barça y Málaga, Málaga y Barça, brindaron un bonito espectáculo en el que hubo emoción, buen juego, alternativas en el resultado y polémica. Todos los ingredientes, en suma, de un partido copero. Eso sí, con dos partes muy bien diferenciadas: igualada la primera y más decantada por el conjunto visitante en la segunda. De hecho, hasta el último cuarto de hora no se decantó finalmente por el Barça.

Y eso que empezó muy enchufado: a los pocos minutos se consiguió abrir el marcador por medio de Pedro. Alves (ayer fue quizás el primer partido de este año que me recordó al Alves de antaño) la pidió al espacio en posición dudosa (aunque la norma dice que en caso de duda no se debe levantar el banderín) y su centro lo cabeceó a la red el canario, que parece que también recupera olfato goleador. Sin embargo, a pesar de acusar durante unos minutos el golpe, antes del cuarto de hora Joaquín ya había devuelto las tablas al electrónico. Un gol precedido también de polémica, ya que en su origen un jugador malaguista se llevó el balón con la mano.

Además de los tantos, hubo ocasiones para que cualquiera de los dos se marchara con algún chicharro más a su favor. El mal estado del terreno de juego ocasionaba numerosos resbalones y fallos que dejaron mano a mano a varios jugadores, pero Messi o Iniesta se toparon con Kameni y el poste, respectivamente. El manchego incluso se cambió de botas porque se cayó varias veces.

En la segunda mitad, el Barça puso la directa y a los tres minutos ya volvía a adelantarse por mediación de Gerard Piqué. El central, que había sido padre en las horas previas al choque, pudo así dedicar el tanto a su recién nacido hijo, tan famoso o más en tan sólo unas horas de vida que sus dos padres juntos. A partir de ahí, el centro del campo culé tomó el mando de las operaciones y se practicó un fútbol con más control: sin arriesgar los pases, con la movilidad de siempre, las ocasiones fueron llegando, aunque fueron increíblemente malogradas.

Como suele pasar: si perdonas, la pagas. En otra jugada polémica, en la que Welligton pisó adrede el muslo a Fàbregas en su área (lo que habría ocasionado penalty y expulsión por la agresión del central malacitano), el Málaga continuó la jugada sin echar el balón fuera y la defensa del Barça, en cuadro por la contra y porque muchos jugadores se habían quedado protestando a Mateu, no pudo evitar el tanto de Santa Cruz, que devolvía la igualdad al marcador y a la eliminatoria.

Sin embargo, el Málaga, a pesar del empate, se encontraba muy mermado físicamente por el esfuerzo, no sólo de anoche, sino por la "serie" de tres encuentros seguidos jugados contra el Barça. De ahí que el centro del campo culé continuara campando a sus anchas, tocando sin prisa, pero sin pausa. Xavi puso el temple, Cesc la visión de juego y el toque imposible, e Iniesta definió inmejorablemente ante Kameni. Cuando esos locos bajitos se ponen a jugar, prácticamente nadie puede pararlos. Messi, que no había firmado ninguno de los tres goles, marcó el cuarto de cabeza y pidió el cambio por unas molestias en la ingle. Parecía que estaba esperando su golito para irse tranquilo al banco.

Como resultado inmediato del pase, un mes de febrero de órdago: dos clásicos y el Milán, además de Valencia y Sevilla, entre otros, en Liga. Comienza el tramo decisivo del año y lo hace con fuerza. Es verdad que nada se gana en estos meses, pero también lo es que, si no estamos centrados, todo puede empezar a perderse, por lo que resultará vital ir partido a partido. El próximo, ante Osasuna en el Camp Nou.


domingo, 20 de enero de 2013

Ciclogénesis explosiva en Anoeta



Vaya fin de semana desapacible en toda España. Lluvia, frío, nieve y viento, mucho viento. La tormenta perfecta o ciclogénesis explosiva llaman a estos fenómenos atmosféricos, que en ocasiones hasta causan víctimas. Si trasladamos la comparativa al fútbol, el pinchazo de ayer del Barça se puede explicar de la misma manera: una tormenta perfecta, un cúmulo de circunstancias, se dieron para, por enésima vez, hincar la rodilla en Anoeta. La tercera vez consecutiva que pincha allí, la segunda remontada con dos tantos de diferencia de margen.

Se iniciaba la segunda vuelta y ya se han perdido más puntos que en la primera... Y ocurrió por varias razones: porque cada racha de victorias, estadísticamente, acerca más la derrota; por la acumulación de elogios; por la semana extraña, en la que se habló más de lo extrafutbolístico que nunca (empate ante el Málaga, no renovación de Valdés, Guardiola al Bayern)... Pero, sobre todo, por una incomprensible relajación cuando el partido parecía sentenciado, con 0-2, al borde del descanso.

Lejos de servir de toque de atención para estar más concentrados, el 1-2 casi al final del primer tiempo espoleó a los locales, que le pusieron más garra, más agresividad y más intensidad que los hombres de Tito. Undiano Mallenco se unió a la fiesta y expulsó a Piqué de forma excesivamente rigurosa (una falta, una amarilla, la anterior la vio por obstaculizar un saque de falta). Los arbitrajes de Undiano en los últimos años dan que hablar en Barcelona. No sólo fue que dejara al equipo con diez hombres: se señalaron fueras de juego que no eran, los jugadores realistas entraban con más dureza que los culés... Y se iban de rositas. Igual siguen surtiendo efecto los lloriqueos de Di María la semana pasada. O a lo mejor hay que darle emoción al campeonato. Ahí lo dejo.

Obviamente, no sólo Undiano fue factor de peso: el Barça colaboró yéndose del encuentro en la segunda parte. Un autogol de Mascherano y un cante final del argentino y Puyol propiciaron la remontada local, llevando la locura al estadio de Anoeta. El tropiezo debe servir para corroborar que, cuando no corre, este equipo no sólo es "humano", sino bastante vulnerable, ya que las virtudes del sistema se convierten en defectos si la presión no va, si los jugadores se descolocan, si el balón no circula a la velocidad adecuada.

No hay que darle más vueltas: se acabó la imbatibilidad liguera, pero sigue habiendo muchos retos por delante y la situación continúa siendo inmejorable. El jueves este equipo juega su primera final del año en Málaga. Seguro que los jugadores querrán dedicarle el pase a su entrenador, que estará de nuevo ausente porque ha de viajar a Nueva York para iniciar el tratamiento de su enfermedad. Hay que seguir confiando en ellos: no se han vuelto malos de la noche a la mañana.


jueves, 17 de enero de 2013

Res-balón de oro



El elogio debilita. Quizás todos nos hemos dejado llevar por la euforia: el Barça venía jugando tan bien, estaba batiendo tantos récords, acumulando tantas victorias que algún día tenía que llegar el del tropezón. Y lo hizo anoche, el día en que Messi ofrecía su cuarto Balón de Oro (¿por qué será que no me han gustado nunca los ofrecimientos de trofeos antes de los partidos?), en un escenario que invitaba a entregarse a él y a su equipo, que tan bien lo estaba haciendo. Viendo la primera mitad, además, nada hacía presagiar lo que ocurrió en la segunda. ¿O tal vez sí?

En el fútbol, cuando no aprovechas las ocasiones, lo sueles acabar pagando caro. La salida en tromba del renovado conjunto blaugrana (ocho cambios con respecto al que el domingo barrió al Málaga en su campo) hacía prever que los de Tito buscaban sentenciar por la vía rápida la eliminatoria. Alexis Sánchez gozó de inmejorables oportunidades, pero parece que lo ha mirado un tuerto, porque o se resbala, o se le van los controles... O a puerta vacía la echa fuera. El chileno lo intenta, lucha, juega sobre todo sin balón, pero no está teniendo fortuna a la hora de definir, seguramente atenazado por la presión. El público lo ovacionó intentando levantar su moral, pero a la segunda que falló en semejantes circunstancias hubo cuando menos división de opiniones.

A pesar de ello, fueron los visitantes quienes se adelantaron en el marcador: Iturra, sabedor del gusto culé por sacar el balón jugado, eligió su presa particular y le dio la noche a Thiago Alcántara, al que arrebató el esférico en inmejorable posición y batió a Pinto. No fue la única de la noche entre el jugador malacitano y el hispano-brasileño del Barça. Sin embargo, poco le duró la alegría: Messi, en una lucha con Welligton, y Puyol, de increíble remate de córner, dieron la vuelta al marcador en apenas cinco minutos.

En la segunda mitad, el Barça se descolocó. Dejó de presionar las líneas del Málaga, dejó de jugar con rapidez, dejó de hacerlo fácil, dejó de jugar al toque. Con el paso de los minutos, el conjunto de Pellegrini se asentó, presionó entre líneas y salió a la contra con peligro. A pesar de jugar con diez los veinte minutos finales por la expulsión de Monreal (hizo falta a Pedro cuando ya se iba sólo), lejos de acularse, continuó jugando igual, y obtuvo su fruto en el último minuto cuando un fallo de marcaje de Adriano dejó sólo a Camacho, quien enmendó su error en Liga.

El empate es un serio traspiés en los planes de Tito. Todo un resbalón, teniendo en cuenta que dos goles encajados en casa en una eliminatoria a doble partido son una pesada losa. Sin embargo, este Barça ha demostrado su grandeza porque siempre sale a ganar en cualquier campo, nunca a especular con el resultado. La eliminatoria está abierta: Málaga dictará sentencia el jueves.

Para terminar, una reflexión sobre la noticia del día de ayer: la vuelta de Guardiola a los banquillos, en el Bayer de Munich. Desde aquí me gustaría desearle toda la suerte del mundo a quien nos brindó los mejores años de nuestra historia y sentó las bases de este fantástico presente. El año que viene seguiré un poco más la Liga alemana, disfrutaré con su concepto futbolístico, y sólo espero que este caprichoso mundo no cruce sus caminos con los de nuestro Barça, su Barça.

martes, 15 de enero de 2013

Una vuelta (casi) perfecta



Dos puntos. Dos únicos puntos son los que se le han escapado al F.C. Barcelona de Tito Vilanova desde que en agosto comenzara su andadura liguera. O lo que es lo mismo: en 19 choques, sólo ha empatado uno, lo que supone la friolera de 55 puntos de 57 posibles. La mejor primera vuelta de la historia de la liga, la mejor primera vuelta jamás conseguida por un equipo. Ni siquiera la mejor versión del propio Barça, la del triplete, pudo conseguir unos número tan demoledores. Sin embargo, no sólo los datos de este equipo son dignos de ser alabados.
"Me daban ganas de aplaudirles" (Martín Demichelis). El central del Málaga se destapó con estas declaraciones tras el partido disputado el pasado domingo en La Rosaleda. Él y sus compañeros acababan de pasar por el rodillo culé. Vilanova parece haber dado con la tecla de un equipo que desde hace años juega de memoria, pero que cada temporada se reinventa a sí mismo para continuar siendo competitivo, para mantener ese hambre de éxitos a pesar de lo conseguido hasta la fecha.
El domingo el Barça rozó la excelencia futbolística ante un gran rival, el mismo al que se va a enfrentar en la Copa del Rey. Fue un choque intenso de dos estilos muy similares, basados en el gusto por el buen trato del balón, en la presión cuando no se tiene la pelota para tratar de recuperarla lo antes posible. Y en esas lides el conjunto blaugrana está más curtido que el de Pellegrino. El arquitecto ha logrado crear un bloque sólido en torno a su idea, que maravilla a Europa y se consolida en la Liga como alternativa a los grandes. Sin embargo, tratar de arrebatarle el balón a este Barça de Busquets, Xavi, Iniesta y Fàbregas es una tarea altamente complicada. 
Especialmente espectacular fue el partidazo de Sergio. Cada año que pasa su labor es más importante. No comprendo cómo lo han dejado fuera del once ideal de Europa. No hay nadie en su puesto mejor que él. El domingo, además de su habitual recital de colocación, robos de balón, juego de posición y movimiento de balón al toque, el de Badía destapó el tarro de las esencias con una ruleta digna de cualquier mago futbolístico. 
A pesar de que el primer gol llegó por un "accidente" (la cesión de Camacho a Caballero estando Messi de por medio es cuando menos un suicidio), el Barça pudo lograr batir al meta argentino malacitano en más ocasiones, pero a veces su inspiración, a veces la falta de puntería, al descanso sólo se llegó con 1-0. Fue tras la reanudación cuando el partido se convirtió en un gran "rondo" para los culés, que articulaban jugada tras jugada, a cual más elaborada, a cuál más bella. Cesc, tras asistencia de Messi, y Thiago (otro que cada día mejora más), acabaron con la incertidumbre del marcador y consiguieron apuntalar una victoria inapelable.
El jueves, Barça y Málaga vuelven a verse las caras. Será el segundo round, pero el escenario será diferente: en Barcelona, en Copa. Sin embargo, promete ser igual de apasionante. 

martes, 8 de enero de 2013

Un auténtico regalo de Reyes



Pasadas las fechas navideñas (aprovecho para desear a los lectores un feliz y próspero 2013), en las que el parón liguero nos ha dejado sin fútbol mucho tiempo (demasiado, para alguien como yo, no "fútbol-adicta", sino "Barça-adicta"), muchos albergaban la duda de si estas mini vacaciones servirían para cambiar la dinámica positiva del arranque del mejor Barça de la historia o, por el contrario, el conjunto de Tito Vilanova comenzaría a mostrarse más vulnerable y terrenal con el principio del año natural. Sin embargo, la incógnita tardaría poco en despejarse...

Exactamente nueve minutos. Los que tardó Xavi en anotar el primero de los cuatro goles con los que el equipo culé "despachó" a su eterno rival, con el que apenas tuvo piedad, en una primera media hora de ensueño. Presión constante, movimientos, verticalidad, juego sin balón, regates imposibles... el abanico de las mejores virtudes del Barça se desplegó para ofrecer a los asistentes un espectáculo que, hoy por hoy, sólo puede verse en el Camp Nou.

Con la recuperación de Fàbregas, el técnico culé repitió por primera vez alineación, el que está considerado su once ideal. En él, Busquets, Xavi y Cesc forman el centro del campo e Iniesta se sitúa como falso extremo, aunque en realidad los medios creativos pueden aparecer por cualquier parte del campo, volviendo locos a los rivales. Tan pronto Xavi remata a gol a lo Messi que Cesc se escapa por banda como Iniesta o Busquets traza un pase de tiralíneas a lo Xavi que deja solo a Pedro. Fútbol total. Made in La Masía.

Sin embargo, el mejor regalo de Reyes no fue, desde mi punto de vista, el juego desplegado (de altos quilates). Ni tampoco el golito de Messi, esta vez de penalty (sólo dos de los veintiséis de Leo han sido desde los once metros). Ni siquiera el merecido Balón de Oro que el argentino ganó ayer, desde mi punto de vista con todo merecimiento, porque es el mejor (aunque una parte de nuestros corazoncitos habría querido que fuera para Andrés Iniesta). El mejor regalo de Reyes, para mí, fue ver a Tito Vilanova sentado en nuestro banquillo, apenas unos días después de haber sido operado. Esa era la imagen del partido, esa es la victoria que todos debemos festejar, por encima de los tres puntos, de que fueran ante el eterno rival barcelonés y de que se consiguieran con un juego brillante.

Por último, una reflexión final: los medios de comunicación llevan debatiendo sobre el Balón de Oro desde abril. Por momentos parecía que lo iba a ganar el portugués o que Iniesta lo merecía por su Eurocopa, pero las votaciones reflejaron que Messi lo ganó con el doble de votos que el segundo. Por lo tanto, la controversia "barata" la genera sólo la Central Lechera. El resto, los futbolistas, los seleccionadores y los aficionados, por el contrario, lo tiene tan claro como queda patente en la enorme diferencia de votos: Messi es único y el mejor futbolista de la historia, por palmarés, regularidad, ambición y afán de superación. Y sólo tiene 25 años.

4-0: Messi (p): http://vod.cope.es/audio/2013/01/06/audio_13574974618355403016.mp3