El F.C. Barcelona de Tito Vilanova se marcha de
vacaciones con el trabajo hecho. Y bien hecho. Como institución, el Barça ha
madurado tanto estos años que no sólo el aficionado culé,
tradicionalmente derrotista y pesimista por naturaleza, es capaz de levantarse
y aplaudir al equipo cuando Torres ejecuta la eliminación de la pasada
semifinal de la Champions, sino que ante el revés de la marcha de alguien que
ha conseguido lo que Pep Guardiola ha logrado al frente del banquillo blaugrana
lo sucede su segundo, con la misma naturalidad con la que Jordi Roura, mano
derecha de Vilanova, será su sustituto mientras el técnico, dado de alta en el
día de ayer, siga convaleciente de su enfermedad.
Toda esta línea de trabajo,
absolutamente sensata y de acuerdo con un modelo deportivo implantado desde
hace décadas, se traduce en el campo y en los éxitos logrados. Es el sentido
común, el famoso "seny", que propicia que, a pesar de las dificultades,
de las piedras en el camino, los jugadores culés desarrollen sus roles a la
perfección. Mientras prevalezca la idea, da igual quién los dirija: Guardiola,
Vilanova o Roura. Lo único que hay que hacer es elegir a los once y dejarlos
hacer en el campo.
Se trata, además, de jugadores
comprometidos con la causa, porque son canteranos, porque la tienen
interiorizada desde pequeños. En este Barça todos se sienten importantes; por
ello, los capitanes dan un paso al frente si es necesario y se ponen al
servicio del club, de Roura, de Altimira, de quien haga falta, para sacar la
nave adelante mientras el comandante vuelve a tomar el mando. Ese escudo que
llevan en el pecho, centenario, les hace pelear cada balón perdido, jugar cada
encuentro como si fuera el último.
Ayer, Xavi ejerció de capitán
en ausencia de Puyol. Y tuvo que ser él, que años antes anotó en Zorrilla un
tanto decisivo para la continuidad de un Louis Van Gaal que no terminaba de
arrancar, quien dedicara el primero de los tres goles a quien estuvo ausente,
pero siempre presente en nuestra mente: Tito Vilanova. Posteriormente, Messi no
quiso ser menos y protagonizó una de esas jugadas marca de la casa, con
eslalon, caño a un defensor y tiro cruzado desde la frontal. Era su gol número
91, el último de 2012, aunque conociendo a la Pulga no se puede decir que ahí
vaya a quedar el récord en los próximos años...
Con el encuentro controlado,
los locales acortaron distancias a poco para el final, por lo que la emoción
estuvo presente hasta el descuento. Era el momento de sacar la casta, el
coraje, para que no se esfumara una victoria que todos querían dedicarle a
Tito. Y Tello, uno de los jugadores que más minutos ha disputado desde que el
técnico de Bellcaire se ha hecho cargo del primer equipo, redondeó el definitivo
1-3 en el añadido.
Con la victoria, el Barça se
proclama matemáticamente campeón de invierno, mantiene la renta con el segundo
clasificado (el Atlético de Madrid) e incrementa la distancia con el tercero,
el otro equipo de la capital, que cayó estrepitosamente en Málaga y se sitúa a
dieciséis puntos de los culés. Sin lugar a dudas, ni el más optimista habría
adivinado estas circunstancias tan favorables.
Para terminar, desde este
rincón de la red quisiera desear a los lectores una Feliz Navidad y un próspero
año 2013.
1-2: Javi Guerra: http://vod.cope.es/audio/2012/12/22/audio_13562023925212312308.mp3